Hay un envés que a veces cruza las esquinas azotando el sentimiento y con el presagio de verlo todo oscuro. Pero la voz sigue con palabras que pueden ser senderos donde los imposibles se hacen posibles contra el mundo entero.
Y habla el corazón vertido en la escritura a pesar de una plenitud de soledad cargada de esperanza, y nos hace sentir vivos, arañando el mundo de los Dioses.
Y no es solo la palabra sino mi apego a los hombres y las cosas, al lenguaje con el que siento y lloro, con el que amo, hago y deshago haciendo versos desde el amor hacia la libertad.
Y es que todos somos poesía; porque todos sentimos el amor y queremos volar hacia infinitos en otra dimensión para sentirnos Dioses. Porque no somos objetos, porque visualizamos la libertad, porque soñamos y parimos ideas en la aventura de lo imprevisto y la elevación.
Porque la poesía es inquietante en la lucha pro humana sin renunciar a la vida, y libre como el viento revuela los recodos del espacio y natura, con impulsos, con deseos, sin miedos a la prohibición.
Porque libre deambula sobre si misma sin bosquejos ni croquis en el pensamiento, que desata la fuerza creativa de lo original en el amor con la magnitud de lo humano y lo divino.
Porque los murmullos se callan al sentir las presencias y nos llegan cual agua refrescando la cara y se acercan las pieles retumbando en silencio y se calma la angustia al bordearse los sueños.
Perdiendo la memoria nos deshojamos desnudando el bosque cruzamos laberintos sin saber de oscuridad, buscamos luz en la odisea celebrando la hazaña... del amar.
Cantamos a la vida, diciendo no al desamor, a la violencia que incomoda, Cantamos a la vida como ángeles errabundos como parias fomentando mundos con árboles vivientes. Porque somos la noche desprendida tornándose en palabras, bellísimas palabras envueltas de deseos. palabras silenciosas que dejan huella de ausencia, como un aliento que nos llega, haciendo comprender una caricia traída por el viento, palabras que transforman dulces alegrías escondidas en retoños de lo que fuera un árbol mustio.
Palabras de esperanza, palabras que son un sueño y sueños que en palabras nos entretienen el alma.
Y Cuando las palabras se manchan de natura con el follaje de ramas y de pájaros, cuando se llenan de huellas y de rumbos perdidas buscando un horizonte, se vuelven alma... tornada en escritura. Cuando nos perdemos hasta encontrarnos el alma se llena del abismo, nos busca en espirales y brotan las palabras.
Y se miran saliendo de las manos Cubiertas del amor más grande y bello nacidas de un silencio en atropello como semillas del amor con que se ama.
Y se vuelven eco buscando la sonrisa y te miran de lejos sin mirarte y se llenan de amor solo al desearte para no fenecer en las cenizas.
Y vuelan buscando abrir las puertas, se vuelven árbol, camino y agua, luz amanecer de aurora y cerrando los ojos no ven pasar las horas al saber que tú estás y para siempre.
Fluir del tiempo donde todo muere y nace,
La vida se evapora, se remolina en el querer volver y no regresa,
Horas inalcanzables sumidas al recuerdo
Que se aviva en los ocasos
Imaginando el vuelo
Sin alas y sin cuerpo tránsito a las alturas. Y buscando lejanías en el silencio mi alma fluye con el viento. Atrás quedó la tarde casi oscura la tierra bañada de crepúsculos. Ahora los recuerdos pasaron al olvido se fueron los lamentos, se fueron las angustias Ahora sin latidos mis labios no pronuncian y solo un pensamiento plasmando poesía tan solo me acompaña.
Ahora soy la luz que nadie reconoce y sigo inadvertido jugando con la sombra.
Ahora soy el trino de pájaros que cantan y fluyo en la alborada mirando amaneceres.
Se fueron las distancias y ahora más cercano transito con el óbito llevando con mis manos caricias y agasajos. Ahora no hay ausencias, ahora todo es mío pernocto entre vosotros con sueños y albedríos con sus cosas pequeñas, con sus cosas menudas con tu llanto o con tu risa que deja espumas de rio.
Todo, todo a mi paso se llena y mi alma crece y se ensancha formando las acuarelas ya no hay tinieblas borrosas, soy luz del infinito, soy luz de las estrellas.
En noches como aquella
Quizá pueda escribir con cantos la noche más hermosa.
La noche en que tus ojos brillaron como estrellas brindándole a mi vida una esperanza.
Allí junto a ese viento silbando melodías tu boca se entreabría con miel desde tus labios.
Quizá pueda cantar el tiempo en que te quise
y el tiempo en que tus ojos a veces me querían.
Aquí tus besos fueron míos mirándome en tus ojos infinitos.
Aquí tú me querías y mi alma un solo grito
giraba con el viento entrando en un hechizo.
Ahora mi recuerdo distante de tu vida se alumbra al no tenerte.
La noche se hace larga de estrellas palpitando
y el canto enmudecido se pierde en un abismo.
No pude retenerte, mi alma aún te aguarda,
Palpitan las estrellas gimiendo una esperanza
que busca tu horizonte perdido en el ocaso.
Como olvidarte
¡Cómo olvidarte! si al ver al mar mi corazón se vuelve ola,
si en las noches las estrellas iluminan tu figura,
si la luna me lleva a tu ventana.
Como olvidarte si estás entre mi piel y mis sentidos,
en el canto de las aves, en el rumor del río,
en las ansias benditas de mi boca,
en mis sueños y mis desvaríos.
Como olvidarte, si mi mente sucumbe ante el desnudo de tu alma;
si tus ojos son nube y tus manos rocío,
si eres mi misterio de amor idealizado
donde no existen lágrimas de luto ni penas, ni quiebres que adornen un pasado.
Como olvidarte si siempre me has dejado la huella de un amor resucitado,
de un amor expandido cual montaña, gigante e inacabado.
De ese amor que trasciende al pensamiento,
al visceral amor de mi existencia y más allá de ti que ya es bastante.
Y es que se escapa de mis manos, del dolor, de mi llanto o sufrimiento,
del mirarte a los ojos un instante y el soñarte en las noches sin descanso.
Ese amor que me late en llamaradas que te llama incansable hasta el desmayo,
que te busca en las flores y en el campo, en el fuego, en el agua
y en ¡ay! ¿Qué pasó? ...que tanto te amo.
Ese amor rutinario, cotidiano, ese que tú enredabas en mis manos,
en la almohada, en la alfombra, en la ventana,
en las noches de amor que eran un canto, y en el tibio dulzor de tus quejidos.
De ese cuerpo ceñido junto al mío del temblor de tu vientre entre mis manos
del quejido en el espasmo y del ¡ay!... mi amor cuanto te amo.
Ese amor en estrellas titilando en azules finitos de un espejo,
que se cuela en rendijas como etéreo y me llega del agua en un reflejo
Ese amor como tú,
Ese amor como yo,
Ese amor como siempre.
Preámbulo de un adiós
Aquí estoy con mi tristeza rechazando el horror en las miradas,
consciente de vivir igual que muero, por hacer imposibles que no temo.
Sin escuchar las necedades, quiero juntar tus manos en mis manos.
Aquí estoy en el centro de todo un infinito dejando hablar al corazón,
a la misma muerte que viene de mi propia vida cuando pariéndome a mí mismo,
transito mi camino, plantando los árboles a pesar que muero
y preparando al corazón para que siga hablando.
Y te dejaré mi beso,
para que así sepas mis silencios,
para que conozcas la plenitud de mi soledad cargada de esperanza,
para que sepas que amarte para mí lo es todo.
Que la vida es hermosa como lo es la muerte,
que debemos vivirla a cada instante para merecerla.
Que después de las tormentas el sol brillará en nuestros balcones.
Que es imposible que te pierda porque siempre he de buscarte,
porque he de hallarte a través del infinito, caminando la orilla de la aurora.
Te encontraré porque te espero en una espera larga
como largo es el tiempo en que te quiero.
Porque seremos lámpara y espejo, juntos los dos... en un reflejo.
Porque seremos llanto cuando nos falten las palabras,
tormenta y calma en nuestro océano,
como una fantasía sin miedo a los abismos.
Porque volaremos para escribir más versos,
dando valor a los sentidos y con la voz más fuerte que el silencio.
Y si no fuera así como mi corazón te habla;
Entonces enséñame a decir adiós para que las lágrimas no se cuajen en mi alma,
para que el grito no se escuche adolorido y el paisaje retorne a mis pupilas.
Enséñame a decir adiós a cada instante.
A cada verso que escribí con sangre,
a las palabras que en tu nombre... pronunciaba mi alma.
Enséñame a botar la soledad que mi alma navega en mis recuerdos,
con las noches de amor y los espejos de dos bajo la luna.
Enséñame a no buscar una palabra redentora entre tus labios,
para decirle adiós a la esperanza.
Enséñame el camino del olvido para olvidar como te quiero
para olvidar mis sueños.
Acallaré mi alma
Acallaré en mi alma y amando desde lejos
tus ojos que perdidos divagan mis sentidos,
tu confín más allá de mis pupilas
donde el horizonte irradia una esperanza.
Acallaré en mi alma la muerta primavera
donde tus pétalos posaron en mis labios bruscos
las ansias de un amor de enredaderas.
Acallaré el paisaje de playas con espuma
donde tu cuerpo bañado con la bruma
era silueta celestial para mis ojos.
Mi miedo de sentirte en fuga,
de perderte en abismos cada instante,
de las cosas que fueron mi dulzura
y tus besos que ahora son distantes.
Acallaré en mi alma tus pasos soñolientos
buscándome en las noches del quebranto,
tu ansiedad, tu temor, tu desencanto,
tus gestos de ternura y el brillo de tus ojos
que amo tanto.
Acallaré el poema que tú y el tiempo formaron en mis sueños,
poema de tus ojos, ahora en la distancia
envueltos con aromas de aquella primavera.
Acallaré el latido sinuoso y taciturno
que busca en recodos de sábanas tu cuerpo,
el que busca tu aliento, tu perfume y el hola amor
de tus palabras en mi lecho.
Aplacaré la sed que en mi pecho ya alucina
deseándote volver como otras veces
y no como la ausencia de tu alma golondrina.
Sosegaré, y en este callar paso la vida,
en la nostalgia de mis versos clamando tú regreso,
tal vez no calle las ansias de la muerte
y moriré callando... las ganas de un encuentro.
Ondulante como olas
Ondulante como olas apareces en mi sueño
y en esta habitación sombría
desnudos ondulamos cabalgando el tiempo.
No hay horas, no hay días para nuestro sueño,
Remamos un velero que va hacia el horizonte
buscando solo estrellas y el silencio.
Sueño tu cuerpo dormido en una playa
y llego como bruma hacia esa arena que te besa.
El sol declina y la noche nos cubre con sus luces
Tu cuerpo se ilumina, mi piel ya se estremece
y crecen los suspiros rozando como peces
tus muslos en mis manos.
Antes que aparecieras en mi sueño
cuando tu alma giraba hacia otro rumbo
soñé despierto tenerte junto a mi
y vague por los mares, visite cruceros
y me llené de luz con los luceros
en busca de acomodos para ti.
Y es que a este sueño se llega en un oleaje
y en un canto de amor hacia tu vida
en las ganas de amar con gotas suaves
las cadencias de olas que tu anidas
Canto angustioso
Todo se fue... tragado fue por el olvido,
como el tiempo perdido en lejanías,
como luz intocable y las manos vacías.
En tardes como esta te esperaba
para darnos los dos los mismos besos
susurros de ansiedad con tu sonrisa.
Ya no es igual el canto que me llevo
te perdiste en lujurias detrás de los espejos
triste de ti, tristeza mía,
tristes los dos como un reflejo.
Me llegas en la brisa en tardes de abandono,
Siento que me eriza un nudo en la garganta
de saber que no estás como otras veces.
De saber que me voy y no tenerte
de sentirme tan solo como flor escondida
en un desierto.
Sobre mi alma siento un frío de nieve
que congela tu amor que muerto dices,
que no queda nada,
que se borraron de ti las cicatrices.
Te amé, no estás, y sin embargo,
quizás te ame todavía,
En esta soledad de tu abandono, mi cuerpo clama una esperanza,
buscando en el fondo interminable lo que fuimos.
Hoy mis palabras son un canto
un evocar allí junto a mi lecho
donde tu amor fue entrega entre mis brazos.
Ya la magia del mundo me ha dejado,
Ya no hay lunas con luz en los jardines,
Solo queda el cristal de un sol agónico
con tus manos distantes cada día.
Hoy vago en el aire dibujando tu ausencia
y diviso tu nombre en lugares dispersos,
y en papeles con sangre donde escribí tus versos.
Diviso tu nombre en las selvas dormidas,
en las fuentes de ríos y neblinas brumosas,
y en los cantos de pájaros posando en las copas.
Y diviso tu nombre más allá de las noches
con estrellas cayendo en montañas lejanas,
y en la plaza y el puente... y las playas cercanas.
No sé cómo borrarte después de tu abandono
no sé cómo olvidarme del fuego de tu boca
del hambre de tus palabras, de la sed que me provocas
del grito ensordecido en las pasiones que amándonos calmabas.
Esas noches de amor que eran un canto
mirando las estrellas desde la ventana.
Vengo de mirar los pasos dados
y con ellos la gloria de mis sueños.
No quiero ver morir a los crepúsculos
con la luna brillando en el ocaso;
Pues todos sus colores me recuerdan
el gran anhelo… de estar entre tus brazos.
Quizá deba aprender cómo olvidarte,
Pero al mirar las rosas y la luna
mi alma se desgarra al recordarte.
A mi amor inmortal
Un corazón sensible, y un corazón ardiente como el tuyo,
Quizás inquieto y oprimido,
quizás borracho y en lágrimas sumido,
sea el único que pueda comprender mi alma.
Mi alma no es bella, ni romántica,
ni superior por amarte tanto, p
ero mi alma necesita amor, y
a que es la vehemencia que más enriquece mi espíritu.
Y no quisiera partir sino quedarme,
alejarme de ti no es razonable,
te considero inseparable y soy feliz, muy feliz con tu presencia.
Quiero estremecer mi presente.
Explotar como una bomba
Y gritar de alegría por hacerlo,
quiero estar solo con mi soledad aparente
y quiero al mundo y confundirme con la gente.
También hay en mi espíritu una alegría comparable a muchas flores,
veo el mundo a través de cristales de colores,
y el mundo que en las tardes me enloquece,
en las noches lo adoro y lo perdono.
Y las luces, y los árboles, los ríos, las playas y los mares, todo es mío,
Quisiera expresar todo cuanto pienso,
escribir como quien pinta un lienzo, cuanto te amo y como en ti pienso.
Ya pasaron las noches con sus versos,
con luciérnagas posando sobre hierbas,
el titilar de la estrella sigue siempre
aun cuando tú no sientas un amor incandescente.
El seguir sin ti en rumbos que me ahogan
es sentirme impotente, porque llorar y sufrir como tanta gente,
si podemos ser felices eternamente?
He decidido quedarme en ti como fin del camino andado,
ya no quiero prolongar caminatas del pasado;
pues quiero encontrarme atado a este centro crucial de mis deseos.
Quiero quedarme en ti y hasta fuera de mí mismo,
no quiero conocer nada ni a nadie,
quiero librarme del mundo y regocijarme en ti, ¡amor profundo!
¡OH¡ si tú pudieras contemplar desde mi alma!
el paisaje de amor con que te quiero,
todo son murmullos, quejas, lagrimas, estremecimientos al sentirme bueno,
todo es como una línea de horizontes que limita tu amor a brazos viejos;
Pues te quiero encerrar cual un espejo guarda la imagen qué al voltear refleja,
frente a frente los dos, como un bosquejo.
Sigue mi alma confusa y sin embargo pienso,
que al transcurrir de los días hallaré el camino,
ya no seré peregrino,
y encontraré en tus brazos el fin del camino,
y relajaré mi cuerpo del cansancio andado. ¡
OH como sueño tu presencia!
Quisiera
Quisiera esta vez sin más dilemas,
muriendo a través de tus abrazos,
llegar a un mundo nuevo,
donde tu piel me cubra y estemos solos...los dos en un silencio.
En un lugar donde los gritos no pronuncien,
donde no existan pasiones quebradas,
que se pierdan en vivir complicando la existencia.
En un mundo raro donde se suelte nuestra esencia,
como una bruma que llene todo de ternura,
como tu piel y mi piel, como tus ansias y mis ansias,
como tus ojos y mis ojos formando un arco iris
en una tarde de los dos... mirando el horizonte.
Y de no ser así... cuanta tristeza... Si, de no ser,
entonces recogeré lo que en ti he dejado,
lo que allí ha quedado de mí en tu aposento,
Buscaré mis sueños, mi risa y sentimientos,
borraré las palabras llenas de polvo y soñolientas q
ue aburrieron tu alma en desencuentros.
Recogeré las trizas que circundan en el viento
para que allí no quede ni una sombra
y hasta los ecos que retumban las paredes; pues son latidos de mi alma.
Mañana estaré en el río mirándome en espejos de las aguas,
Viendo lo que falta para unir pedazos,
impregnarme de rocíos, de viento, de intemperie, de sonidos.
Vagaré por el bosque para escuchar los trinos.
Durmiendo en hojarascas hasta que un día emerja del abismo
y vuelva a ser un hombre nuevo.
Como una oración
No puedo retenerte.
mis manos son etéreas y escapas en neblina,
todo, todo ante mis ojos muere,
y tú sigues aquí en mis pupilas.
Aquí estoy como sombra inmortal
contemplando tu amor diseminado,
mirando tu aletear que es tan cercano y tan lejos de mi
y de mis manos.
No puedo retenerte y oscura es mi existencia
mientras vivo y muero en este estar de tanto quiero.
Allí estas, moviéndote en la brisa,
estremeciendo mi piel florida de deseos.
Allí estas dejando los murmullos cual ruido de cascadas
mientras mi alma se pierde en los espejos.
Y es que he de amarte al infinito
porque infinito es el cielo en que me llevas,
en los cantos de amor que trae la brisa
y este amor encendido entre mis venas.
No puedo retenerte. mis manos son etéreas y escapas en neblina,
todo, todo ante mis ojos muere, y tú sigues aquí en mis pupilas.
Como quisiera ser flor entre tus manos,
ser fragancia que inunde tus sentidos
tu ser, tu alma, tus quejidos,
tus ansias de querer en un oasis
aplacando este amor desprevenido.
Aquí estoy en la ventana de mi abierta herida,
colgado de la luna mirando tus destellos,
y pasas, y al pasar me dejas
crepúsculos de aurora entre mis dedos.
Y pasas, y al pasar escucho tu canción.
Tu canción de estrellas con luz del desamor.
No puedo retenerte.
Mis manos son etéreas y escapas en neblina,
todo, todo ante mis ojos muere,
y tú sigues aquí en mis pupilas.
Desde mi propia niebla
Ayer no más pensaba,
que diferentes somos en la niebla
cuando giran frente a los ojos los paisajes
cubiertos en la bruma de tantas emociones.
De cómo ellas encienden el fuego
que en el placer y el goce nos alumbra,
del sentir en la penumbra,
un éxtasis dorado que nos quema.
De cómo se atribula en la congoja
en la pasión que nos consume.
Aquello que crece o disminuye,
tal vez como una ola, formando nuestro anhelo.
En cada alma hay un pañuelo de secretos,
de tristezas, de versos, de sonetos,
de querer volar como cometas
para mirar el mundo que nos mira
en una forma ególatra que inquieta.
Somos nosotros mismos queriendo ser ajenos,
soñando nuestro sueño desde el nido,
buscamos en lo eterno lo divino
bailando en el compás de los espejos.
Nosotros
Te vas, me voy... y acaso te amo todavía,
te llevo en horizontes que besan a la noche...
mirando las estrellas.
Te llevo en la mirada que tus ojos ya me dieron,
en el calor y el frío, en la furia, en la calma
y en el brabante sol de este amor mío.
Te llevo como el río en espumas,
como rocío humedeciendo el alma en una bruma.
Te llevo sin adioses porque el grito va conmigo,
el grito de tu alma que no olvido.
Voy oscilando el tiempo en tus miradas
que me hacen temblar el alma por lo lúbricas,
y resbala escurridiza entre mis poros
llenándome de amor en las palabras.
Mis labios en vocablos solitarios
buscan llegar a ti como un suspiro,
como algo desolado y triste anacoreta
que en una exhalación desde una sima,
quise ofrecerte versos de poeta,
Deambulo las calles que caminas
siguiendo tus pasos a un destino
y sin perder el rumbo que orienta el derrotero,
siempre los dos, hayamos el camino.
Por eso tu mirada es como estrella
que guía el sendero que mi alma busca
camino de la gloria que no ofusca.
Por eso te miro y te contemplo
llenándote de amor con mis miradas,
por eso beso la sequedad de tus labios
en humectante amor desde los míos.
Por eso voy, por eso vengo
hasta fundirme en tu pasado en tu hoy, en tu mañana,
en tu aquí, en tu allá y las benditas formas
que el tiempo me regala.
Y te miro y me llevo tu mirada,
me llevo tu sonrisa en las manos cerradas
y escondo tu mirada y escondo tu sonrisa...
Sin que tú sepas nada.
Y mi piel llama tu piel con el recuerdo de noches bellas que pasaron,
Tú en mí, yo en ti, hirviendo en una llama.
con las ansias benditas de unas bocas diciendo como se ama.
Por eso voy,
por eso vienes,
Y a cada instante el corazón nos llama.
Despedida de amor y dolor
Quiero escribir esta vez con voz serena,
tranquilo, ligero, siguiendo el compás del viento,
que no se noten mis huellas en la arena.
Ya no sienten tus venas el impulso de sangre a borbotones,
ya no oyes los cantos de sirenas,
ya se marchan las aves y tras vuelos,
se despiden de amor las almas buenas.
Hoy los cantos gimieron en el pecho,
ya corrieron los años y los velos,
y una almohada muy grande y espumosa,
acaricia en las noches mi desvelo.
Ya la mente se aclara cual los ríos, dejando atrás las aguas turbias de la arena,
ya diviso sus rocas tan profundas, aplastando el amor y toda pena.
Ya comienza el silencio a tomar nombre, ya no fluyen palabras en el aire,
cuando cerca, mirándonos los ojos, contenemos la brisa del desaire.
Ya pasaron las noches con sus versos,
con luciérnagas posando sobre hierbas,
y el titilar de la estrella sigue siempre
Aun cuando tú no sientas un amor incandescente.
Ya las flores de tu herida dejan la sangre en el monte,
y hoy cansada y aburrida, con los labios de amor en el recuerdo
precipitas la lluvia para ocultar entonces.
Cómo será el lenguaje de los amores mudos,
Como serán las almas con vestido,
yo sé amar parafraseando, con el latir del corazón desnudo.
Ayer sopló la brisa un canto nuevo,
un aletear de aves que se alejan,
un sentir de los dos pero con miedo de congelar el frío que nos llega.
¡OH! Si tú pudieras contemplar desde mi alma
el paisaje de amor con que te quiero.
Ya no siento el camino de la gloria, ya no estamos los dos tan frente a frente
pues nos rige la pauta tu memoria.
Ya el bosquejo se esfuma tras el soplo,
ya las noches de amor desarticulan,
todo viento recoge lo que acoplo
y no hay esperanza que nos una .
Ya el mundo de colores que antes te decía,
no es igual que mi alegría,
y el mundo que en las tardes me enloquece, e
n las noches de insomnio y de tristeza
dejan caer la lágrima, hermana de la melancolía.
¡Ho! intelectual belleza de amor con que me quieres,
es difícil encontrar por tantos lares,
la bondad de servir como tú eres.
Te despliegas sutil y penetrante,
te enalteces de fe por mis querellas
pero triste quizá lagrimas botes
porque tu amor no da luz como la estrella .
Vivimos juntos un reducto triste
un espacio de plantas y de flores,
una jaula de oro con alpiste
y un camino de luchas por amores.
Somos savia que inunda paso a paso
el camino de espinas de la vida,
somos la brisa de llanto y espinazo
para regar el mundo que nos mira.
Quiero enredar mis manos en tus manos,
quiero enlodarte del sucio amor desnudo y loco,
quizá amemos los dos las mismas cosas y estemos cerca quizá
tan solo un poco.
El viento ya gime por las costas,
ya viene cargado de montañas
y este amor grande y sereno
se une a él para encontrar tus brazos.
Crepúsculo desvanecido
Ya se acerca el momento de la luz sombría,
del aleteo de pájaros buscando hacia los nidos,
del crepúsculo desvanecido .
Y yo transito esta tierra bajo el cielo,
cantando mis poemas desgarrados,
que el viento lleva y trae con ecos tristes casi mudos.
Soy como el ave pasajera cristalizando melodías,
y con las alas rotas todavía, deja en tus manos los arrullos.
Soy un camino olvidado, y en él, bajo mi árbol
diviso las estrellas, mientras mi alma en este atardecer,
se viste de nostalgias.
Hundido en el fondo inaccesible de un muro en lejanías,
mis manos arañan el vacío, se desgarra mi alma, sufro, río,
y en este atardecer de un nomeolvides, recorro en mi silencio primaveras.
Y es que este dolido corazón, escuchando la música del viento,
revive las heridas, estrangula mis huesos
y se hunde y me hundo en un silencio.
Y es que esta falta de ruidos des espuma,
la arena tibia donde planto espumas,
donde mis ojos se cierran para imaginarte,
donde el espacio y tiempo se burlan de mi sueño, sueño en brumas.
Tiempo pasajero que en el aire vuela,
que se lleva mi alma como un río, mi fe, mis desvaríos,
y estas ganas de amar que en el rocío, humedecen mi alma tras la queja.
Mi propio desierto
Aquí estoy arrancado de mi mundo
y sumido en el hábito de espera con la piel manchada en la que vivo.
Tendría que desollarme y tanto duele arrancar mi paréntesis de amor
que en mi eterno siempre quema.
Quema mi piel y en esa hoguera, tránsito hacia la nada
donde el frío cubre los bordes de la espera.
Contemplo mi paisaje, mi mismidad, que es un desierto infinito en el que vivo,
en el que escribo mis letras de amor desvanecidas,
esperando en una tarde su regreso.
Ese es mi horizonte plagado de sonrisas,
de manos enlazadas, de cantos y caricias.
Y no este lodo que sepulta y no me deja caminar
hacia el fino borde del horizonte que mis ojos anhelan.
Es la esclavitud de mi esperanza, donde siempre escucho el eco de lo posible,
donde puedo soportar la lucha contra una verdad insinuante en el camino de la nada.
Aquí estoy con mi fiebre de pasión enardecida
que me hace gritar la vergüenza de no querer olvidarla,
ignorando sus males en mi herida, solo en soledad que muero,
sufriendo porque le amo y amando su impiedad la espero.
Antes que te vayas
Llegaré a ese lugar antes que te vayas
Y recogeré el latido de tu corazón a través de tu mirada.
Recogeré en tu piel aún salobre las ansias bañadas por estrellas,
Llenándome de luz hasta que pueda.
Antes que te vayas escribiré en tu piel las ansias de mis dedos
De mis noches sin ti, de los silencios y mis miedos;
de las cosas que dije entre dormido
con la ausencia cargada de esperanzas.
Te dejaré marcadas las caricias soñadas entre lunas
cuando mis labios besaban las almohadas,
te dejaré marcadas las pasiones y ternuras
mientras soñaba tu cuerpo siempre a oscuras.
No dejaré que te vayas sin mis besos,
que se humedezcan también tus pensamientos
con el abrazo reprimido que llevo en tanto tiempo.
Antes que te vayas robaré con mis manos tus caderas
Y me llenare de aromas con el roce sutil del vientre tuyo
Me quedaré con tu sonrisa y tus espasmos que en la brisa
cantarán como un arrullo.
Ya no habrá más esperas porque todo, todo será mío.
Tus ansias, tus quejidos, tus labios, tus latidos,
Tu pensar jugando entre mis sienes,
Tu voz confundida con mi aliento,
Tus manos enredadas con mis manos
Y tu alma no será tu alma, Será mi pensamiento.
Algo de estrés y de cansancio
Es tarde y tengo sueño, en mi alma hay un abismo.
Estoy rodeado de sombras que parecen rostros.
En la ventana se oyen ruidos, como crujidos de papel,
No sé... quizá sea el viento.
La vida que siempre está expuesta a luz y sombra
También se expone a la congoja y a la muerte.
Y el orbe... el orbe está indecente, la capital enloquecida.
No sabemos si la culpa es de la luz o de la sombra,
Es como si alcanzáramos un tiempo indebido.
La poesía se aleja... se desorbitan los ojos tornándose las manos temblorosas.
Mañana los caminos tendrán polvo
y trazaré mis huellas en la huida de un día de desdichas y cansancio.
No sé qué haremos
No sé qué voy hacer contigo,
hoy tus besos tibios humedecidos por mi boca, turbaron mi placer.
Tus mejillas sonrosadas adelgazan mi respiración,
parece que te fueras volando en un desmayo,
parece que muriera de un mal tú corazón.
Te envuelvo con mis brazos, mi aliento te revive,
y danzas en mareas con mares de ilusión.
Tu cuerpo se estremece tendido en una arena
y yo en un mar de espuma te baño por doquier.
Parece que se uniera tu piel junto a mi alma,
Parece que se uniera tu alma con mi piel.
No sé qué voy hacer contigo y este amor que nos abraza,
Esta pasión infinita que deshiela los polos que nos llama, que nos grita.
No hay ruidos, no hay fríos, solo nuestros cuerpos, solo tu piel y mi piel.
Solo tu alma y la mía formando un solo cuerpo
en una danza bella formando un solo ser.
No sé qué voy hacer contigo, no sé qué va a pasar,
parece que voláramos los dos a un mismo cielo
perdiendo la cordura, perdiendo la razón.
No sé qué vamos hacer con este amor apasionado y loco
con este amor incierto, con este amor tan real,
quizá busquemos siempre este nido secreto
entre paredes altas para poder gritar.
Con esta carne viva que atrapa nuestros cuerpos
sin fundas ni ropajes, sin trabas ni secretos
bailando nuestra danza los dos junto a ese mar.
Seremos cual dos sombras desnudas en el viento
diciendo: Bailáremos nuestra danza
tal cual tú me amas y tal cual yo te amé.
Como si hubiese muerto
Las calles están solas, todas las puertas cerradas
y el viento sopla fuerte silbando en los cristales.
Parece que no hay nadie,
la noche llega y en la tarde casi oscura,
mis pasos se apresuran buscando algún refugio en tantas soledades.
No hay luces en las casas, no hay luces en la calle,
no hay ruidos, no hay llantos, la ciudad quedó oscura y callada.
El viento cesó y comenzó el silencio,
un silencio plano y afónico como en el mundo de los muertos.
Es tarde, estoy cansado, y sin embargo el sueño no llega.
Estoy en una plaza con plantas y con flores, sin viento sin ruidos, sin olores.
El cielo oscuro no deja ver estrellas y siento que mi alma se ha quedado sola;
¿Por qué! porque te fuiste sin decirme nada?
Sin dejar que te viese, sin verme en tu mirada?
Sin ti no puedo proseguir, todo se nubla y todo es nada.
No brillan las estrellas, no hay fuentes ni riachuelos,
ni voces en el puente, ni luces en las casas, ni flores con olores.
Todo está opaco, siniestro, sumergido;
Y como tú no estás, Yo seguiré viviendo en este olvido.
Cuando el amor es espera
Ayer mirando el fuego de tus ojos, puse a quemar en él mis sentimientos.
Solo quedaron cenizas... y en la oscuridad te llamo.
Si he de esperar, lo haré con la esperanza que aún guardan mis suspiros,
con las mismas ansias, cuando mirándonos los ojos,
creábamos hechizos llegando al mismo cielo.
Porque no quiero seguir mirando los pérfidos espejos
donde el miedo recorre por mis venas y los años se plasman en mi cara.
Porque el otoño sacude mis raíces que en el caudal del invierno
serían arrastradas sin prórroga de tiempo en una muerte súbita.
Y es que turbado está mi corazón, porque mi alma se anega con tu ausencia,
a pesar de tu presencia dorada de los días,
donde hay amaneceres y crepúsculos bañados de amargura por no tener canción.
Porque sigo mirando el fuego de tus ojos que confinan tu amor a brazos viejos,
mientras mi alma detrás de los espejos
se oculta, para no sentir el ruido que cabalgan los celos ancestrales,
aumentando el desierto sin apelación.
Por eso, no escuchas mis lamentos ni sabes de mí tiempo sufriendo en el amor,
Y dejas como el viento frescuras apagadas
que envuelven en la estancia encajes de ilusión.
Noches plagadas de silencios,
donde solo la penumbra amiga me acompaña en soledad.
Noches de insomnio adolorido, solo escuchando un latido,
el latido de un solo corazón.
Si tengo que esperar lo haré, con la esperanza que aún guardan mis suspiros,
con las mismas ansias, cuando mirándonos los ojos,
creábamos hechizos llegando al mismo cielo.
Por qué amo tus manos
Cuando tus manos crucen mis manos muertas en mi pecho un día,
verás en ellas recuerdos, dolores y caricias.
Recordarás entonces como tus manos jugaron con las mías,
deslizando en mi cuerpo tus delicias.
De cómo tus manos pusieron en mis manos aquel anillo blanco,
blanco color de tu sonrisa.
Recordarás entonces nuestros sueños envueltos en neblina
con tus manos en mis manos cruzando aquella esquina
hacia un mundo tan nuestro y tan divino.
Amo tus manos porque tus manos cubrieron la miseria de mis pasos derrotados
y mis miedos corriendo hacia el abismo.
Porque tus manos con mis manos encontraron el camino para volver a nuestra casa
en los momentos de hiel y de resaca.
Porque tus manos fueron sueños soñando en una espera
cuando en la tierra solitaria y fría atizabas la hoguera... soñando una esperanza.
Porque tus manos y mis manos posadas en tu vientre
dieron calor y ternura a un hijo que en cimientes buscábamos los dos.
Y amo tus manos buscando hacia las mías
para que no estuviese en desvelo ni tan solo
porque mis manos en tus manos fueron cielo
y tus manos en mis manos fueron todo.
Exilio de amor
Divago desde mi exilio, donde los relojes marcan la hora detenida
donde en los aciagos momentos tu cara se extravía.
Donde acecho como felino una respuesta que no llega,
Igual como las distancias que me apartan de tu rostro
pisando los restos de memoria con el corazón vacío.
Vacío como tus ojos, lanzando un golpe seco,
vacío sin ayer y sin mañana, sin sonrisas, sin palabras,
sin ecos que alivien mi pena, solo silencios, solo la nada.
Igual que Ulises vagando por los mares,
como un castigo de amor intolerante,
como un destierro doloroso a mi pena de amar irrenunciable.
Como perdido en la tierra de nadie, acechado extranjero y sin frontera,
cubriéndome del polvo que ahora me rodea.
Como una deformación especular, como un narciso mirándome al espejo
donde crecí equivocado, como un reflejo del agua
creyendo enamorar al mundo con solo una mirada.
Y en este laberinto estoy perdido en este espacio cóncavo y cerrado
donde mi mano busca como un ciego llegar a ti desde otro lado.
Desde mi exilio busco el devenir de algo distinto,
busco el mutar en el espacio y tiempo, y trasformar el mundo con mi propia fuerza.
Buscar la meta para llegar a tus brazos
encontrando tus huellas que van hacia el desierto
y en un delirio de amor y fantasía, llegar los dos al mismo oasis….
Al mismo amor con que te estoy amando.
Estoico amor
Soy idealista de amor exagerado
porque insaciable soy contrayendo irrealidades,
porque un beso cambiaría mi vida a pesar de los prácticos que olvidan.
Soy conjetura improvisada, variación que me avanza y me estremece
soy afán adivinando la experiencia y progresando en el viento que me mece.
Soy inquieto como la vida misma como el llanto, la sonrisa...el sufrimiento,
esquivo el dogma que oprime y esclaviza como oración repetida que no hechiza .
Y en este estoico amor paso la vida para quererte siempre sin medidas
y aunque ingenuo, sensible y con ternuras no doblaré ante Dios tanta hermosura.
Soy déjà vú que anticipa mi querencia y en una hipnosis ciega... siempre te amo.
Como me alegra ¡y como!
Como me alegra... ¡y como!
saberte definida con tu propio aroma,
saber que tramontas más allá de tus ojos
el inmenso azul y las espumas de las bravas olas.
Saberte un río de dulces aguas
que llegando al mar se vuelven acuarelas los peces de tus palabras.
Saber que un ángel silencioso cuida de tu alma
para que sensible escuches el silbido del viento
como un roce posándose en tus labios
Como me alegra... ¡y como! saber que aún trémula hoja,
puedes amarar con suave brisa sobre las mansas aguas de mi alma.
Y me alegra saber que en la distancia de tantos infinitos
unos versos sin rostro pletóricos de ensueños
lleguen a ti... sin ser delito.
Buscándote
En la tarde casi oscura te vi fluir casi desnuda en abismos de infinitos.
Porque sé que me buscas perdido entre la gente,
levantaré mis brazos para que no me pierdas en silencios.
Te encontraré en las calles dibujadas de mi mente mirándote venir desde el ocaso.
Aquí en mis pensamientos guardáronse tus huellas.
Aquí mi pensamiento cubierto está de ti,
y mi alma está surcada de paz
y sin querellas de no olvidarte nunca porque estás en mí.
Seré la estrella surgida de cenizas besadas por el canto de peces en el mar
y emergeré al espacio para alumbrar tus noches,
noches de plenilunio, y de aguas llenas deseándote encontrar.
De tu piel húmeda absorberé deseos regados por la luna
para quedarme siempre en tu mirada
antes que el diluvio convierta el amor en marejada.
Me iré
Me iré cuando duermas en ese invierno frío
cuando la niebla tapice tus ventanas
negándole a tus ojos mi tristeza de un adiós sin palabras en esa madrugada.
Antes que el nuevo amanecer muestre mi cara
plasmada de unas ansias que no escondo
surcada del dolor más hondo
de no tener el mismo amor con que te amaba.
Me iré despacio entre la bruma fría
destilando en mi pecho el trago amargo
te quise tanto y sin embargo
quizá te quiera todavía.
A ver si puedes
A ver si puedes como yo vivir la historia de un amor entregado y sin medida,
de un amor deambulando las heridas para dar más amor en cada hora.
A ver si puedes percibir en la mirada
la ternura de un amor resucitado, un amor hecho piel, constante y sosegado,
un amor como el tuyo en esta vida como el mío en carne viva.
A ver si puedes escribir la misma historia,
si puedes borrar mis huellas marcadas en tu piel, en tu alma y tu memoria.
¡A ver si puedes!
Ya mañana
Ya mañana amor mío estaremos liberados de tinieblas.
Escaparemos de la terca sombra y con besos mirándonos los ojos,
hallaremos el camino y nuestro sueño.
Fue lindo imaginar la barca del escape
que entre la bruma del río nos confundirá la noche.
Huiremos intactos, buscando amanecer entre la aurora,
y al cobijo de un árbol, oiremos la sonata de pájaros cantores.
Nos crecerá la ilusión, la esperanza...
y en lomo de caballos arribaremos al lugar del sueño.
Seremos concomitantes en la misma sonrisa.
Esa que no muere, que nos ata en el anhelo.
Esa que brinda y garantiza llegar al mismo cielo.
Ecos de una brisa

Porque para nosotros no es lejano el amanecer,
ni la lluvia, ni la tormenta, ni el sueño,
ni el viento que al pasar nos roza,
ni la muerte del sol en el ocaso.
Aquí estoy sin detenerme, sin dejar de crecer, sin dejar de ser feliz a pesar del agua que me baña. Aquí estoy con mis alientos, desafiando el viento, expresando el amor más infinito y el ansia de llegar a mi horizonte. Aquí estoy aportando mi soñar, el soñar que me hace libre, arañando el viento que circunda para no caer en el silencio. Para no dejar de ver tanta hermosura hasta en las cosas más pequeñas.
Bienvenida natura
Viendo ese Mar.
Un mar verdoso casi dulce bordado de algas y de peces nuestros.
El coro de las aves torpes plasmadas de sol girando en torno de una barca vieja.
Viendo el sol iluminando atardeceres que envidian las auroras,
arcos aislados formados de horizontes.
Sol escondido en esa línea donde las sombras proyectan a la noche
ósculo de la tierra y cielo.
Se hizo Crepúsculo aquel beso de colores en la tarde casi oscura
que me acorta la noche.
Y llega la noche como larga lengua oscura declinada del sol para buscar el orto
donde mis ojos contemplan... las estrellas.
Grandes, medianas y enanas, constelaciones de mi cielo
que me envuelven de mitos bajo el manto estelar.
Viendo ese bosque. Densidad arbórea donde el sol se cuela
despertando sombras, donde las hojas se vuelven hojarasca, donde el viento canta.
Selva de bioma exuberante, luz tenue que a mis ojos llega
con el vaivén de los yagrumos.
Sobre tus copas la lluvia alcanza cubrirte de rocíos
y tus ramas se destrenzan goteando sus cristales.
Dentro de ti conciertos y colores
canto sonoro de aves, crujir de ramas, plumajes encendidos en vuelo,
suspirar de la hojarasca como una alfombra sobre el suelo tendida.
Tendida hacia el horizonte se ve la inmensa sabana.
Hierbas, plantas, matorrales, rayos de sol encendido.
Árboles extraños solitarios que miran los espacios bañados de sol,
que llaman a la sombra para albergar un nido.
Nidos de pájaros errantes cansados de la sed que calman en los charcos,
lagunas secadas del verano, oasis de mi llano.
Sabana larga y tendida donde la copla se guinda en colores bermellones,
emisarios del crepúsculo.
Sabana que llega al río.
río de espuma entre piedras caminando hacia tu mar,
río de playa, playa de río.
Caminito de agua dulce corriente natural, caudal hermoso,
dime donde naces y evaporas dime donde llegas con tus bocas.
Estuario quizá seas frente a un lago, o Delta como dedos, meciéndote en el mar
y mi recuerdo.
Canto de patria y esperanza
En una tarde mansa, Devanando las tiras del hastío,
la hierba en el jardín lozana fue mi lecho febril con pétalos caídos;
Allí dormí la siesta de pájaros cantores y entré en un sueño largo de oscuro atardecer,
me hundí en las aguas mansas de ríos cantarines
bañados por la bruma de sueños y querer.
Nadando entre raíces de árboles muy viejos,
los peces preguntaron si yo era del ayer;
Y yo empecé la historia contando paso a paso,
las cosas que mi alma quería estremecer.
Conté que allá en mi infancia un día de tinieblas,
surgió un fuerte viento con lluvias tormentosas que hundieron los tejados,
se hundieron y al bajar; quedaron bajo el agua las casas y las cosas,
los ríos y los caminos, la iglesia, el palomar, los árboles con frutas, las cercas y los prados, y solo quedó el aire. Mi tierra no era tierra,
todo se volvió mar.
Nadando aguas abajo las piedras tropecé,
y como grandes siluetas de rocas gigantescas truncaron mi nadar.
¿Por qué tapan mi rumbo que busco ansiosamente?
¿Por qué evitan que encuentre mi bello amanecer?
Y ellas dijeron __Debajo de nosotras están todas tus penas, y todo cuanto anhelas jamás podrás hallar,
es ya un imposible que encuentres lo que buscas, aquí truncó la vida, aquí llegó el final.
Es más; si pasas, y al pasar;
tan solo encontrarás abismos, abismos de agua y también de sal;
No serán tuyas las cosas que anhelaste, serán del agua, serán del mar;
Serán sirenas o caracolas, serán ventiscas y aguas del mal.
¿Abismos dices? ¡Abismos voy a cortar!
Pues quiero pueblos y quiero gentes, gentes de lucha para ganar.
No quiero patria desierta, no quiero patria en la sombra,
ni quiero patria con tedio que no contenga memoria.
Mi patria debe ser justa, mi patria debe ser clara,
muy clara como mi cielo, muy clara como el cristal, muy clara, clarita clara,
como el canto del turpial.
Quiero rescatar mi patria del subsuelo en que se anida
que sea la voz de mi llano; extenso, largo y tendido,
que resuene en el bramido, que deslumbre en los maizales,
que en la noche los cocuyos sean lumbre de soledades,
Que se escuchen sus maracas, sus joropos y timbales,
Que su tierra sea fecunda así como Dios la ha dado,
para que de ella se brote la espiga tras el arado.
Quiero rescatar mi patria; la quiero grande y hermosa como siempre fue soñada.
La quiero sobre los hombros de la simiente triunfal,
sobre los niños dormidos en el campo de lo irreal,
sobre el mendigo que arrastra su pena de mendigar,
Sobre el taladro que empuja para que pueda brotar, l
a riqueza aprovechada de lo nuestro sin bozal.
La quiero así; Pletórica de ganas y de cantos, de impaciencias,
de trillas y sin llantos, de verdes vegas colmadas por el pasto,
donde se rumien las vacas, los becerros y quebrantos,
los cantos de ordeñadores y recuerdos del mastranto.
La quiero así; Pujante. Con furias del Orinoco, con estrellas en la frente,
con crisoles de su raza, con ovejas, con melaza,
con fríos cordilleranos de paisajes y escarlata
y con su cóndor en vuelo que planeando vaya viendo cómo crece y arrebata.
La quiero así; Fraterna, unida en un solo canto,
como un diamante de América dando brillo , dando ejemplo,
con vastedad de abrazos, de clamor continental,
marchando a todo galope como potro en vendaval,
como una lanza bravía, como una marcha triunfal.
¡Salgo del sueño y agrando mi universo!
Salgo del sueño cargado de banderas, banderas de agua bendita, banderas de turupial,
de madre selvas que gritan cuando me pongo a soñar.
Banderas de niños pobres, de mendigos sin el pan,
de labriegos sin cosechas, de industriales sin afán.
Ya el viento viene por las costas viendo sudor de canastos,
bueyes de arado en montañas con su niebla y con su canto,
viendo llanos, viendo mar, viendo miseria y quebranto.
Si no sembramos banderas, ¿quién nos va a secar el llanto?
El día en que yo muera
El día en que yo muera no habrá cansancio ni hastío,
Ni sol ardiente, ni sudor en mi frente.
No habré dejado de mirar el bosque
Ni de sentir la lluvia en el tejado.
Habré susurrado una canción que suavemente
llegará hasta mis hijos como un halo.
El día en que yo muera sentiré más amor por lo que he amado;
Y no sentiré dolor a mi manera, de las cosas fueron y pasaron.
Y volaré el recuerdo de estrellas infinitas
brotando de tus dedos y tus manos hija mía.
Volaré por el bosque y las montañas
recordando el verdor de tus quehaceres hijo mío.
El día en que yo muera sembraré un pensamiento entre las rocas,
y será tales ves, a mi manera, un modo de quererte amada esposa,
Un modo de dejar petrificado el amor que sembraste en mis pupilas,
en las ansias benditas de mi boca y las horas felices de mi vida.
Un modo de decirte lo mucho que te amo
cuando cierre los ojos, prendido de tus manos.
Cuando vuele feliz mi pensamiento por las cosas bonitas que me has dado,
por la sombra feliz de tu existencia, por los bellos momentos,
y tu dulce perdón de mis pecados.
Antes de partir, mi ¡Dios!
Te pido tiempo, para acabar la melodía que en mis susurros
ha sido canto de amor hacia otra gente.
A los niños del mundo que he amado inmensamente.
A sus gritos traviesos que alegraron mi alma
y sus besos dorados que besaron mi frente.
A labriegos del campo bajo el sol inclemente,
mitigando el sudor que trasudan sus frentes en la lucha infinita.
A los viejos que gimen desamor como un luto
en la ausencia y la espera de un amor cualquiera para morder su fruto.
Gracias Señor por tu paciencia, por tu gracia bendita que derramas,
Por tus ojos de luz para mi vida Y la fuerza infinita que me inspiras.
Por tu amor desplegado en esta tierra a la gente que anhela y que suspira,
por los ricos, medianos y más chicos que se bañan de amor en agua viva.
El día en que yo muera, moriré por amor, Así es mi vida.
Recuerdos de mi infancia
Relato
En el aire se conjuga el color y olor de la mañana,
y un jardín nos deleita bajo la sombra de las nubes.
Allí despierta la casa en el frescor del día,
con ajetreos y cantos, y también con mil quietudes.
Era un despertar de alegre campo con la brisa tornando en las ventanas,
con el agua corriendo entre las piedras en el torrente suave de quebradas.
Con los pájaros saltando de sus nidos y los peones marchando a sus quehaceres,
con la luz de aquel sol desprevenido sobre la espalda de hombres y mujeres.
Recuerdo el patio de mi infancia con jazmines,
muy cerca del camino donde mi abuelo llegaba,
con su caballo y enjalme, con sudor de los trajines.
A mi madre caminando en la sombra y corredores,
con mi fresca inocencia de las noches y sus terribles momentos sin amores.
Era una casa de aleros, de empedrados, de ladrillos, de oscuridad y de miedos.
Con canto y grillos siniestros, con estrellas y luceros.
Era de paz, de angustia, de tormentos;
y de silencios que tibios se transformaron en miedos.
Una casa solariega en un cruzar de caminos,
donde había huertas y frutos,
muchos frutos de lechosas, naranjos y mandarinos.
Un potreo y muchas vacas, caminos de vecindad,
caminos de gente alegre que bajan para comprar.
Los domingos era fiesta. Toda la gente llegaba,
y se llenaba el camino y se llenaba el corral,
y se llenaba de cestas los corredores y el patio,
y los perfumes molestos se esparcían por el lugar.
Todos marchaban a misa, y en la casa, soledad.
Y un silencio con la espera se mitigaba en la brisa,
cuando de pronto un murmullo a la hora y en la mesa
se aprestaban a almorzar.
Luego partían con aperos, con canastas y sombreros,
serpenteaban el camino que bordeaba la quebrada
con sus sobrillas de trapo, con caballos y talegos.
Con su adiós de vuelvo pronto, con su adiós de un hasta luego.
Recuerdo siempre las noches cuando los grillos cantaban
entretejiendo un quejido que prolongaba el silencio,
un silencio que arañaba, que entrecortaba el suspiro y detenía el pensamiento.
A la mañana siguiente el aire se juntaba con el sol y con las sombras,
con ajetreos y quietudes, con el agua corriendo entre las piedras,
con los pájaros saltando de sus nidos,
con los hombres marchando a sus quehaceres
bajo la luz de aquel sol desprevenido.
La pureza de tus letras
A María Elena Ponce
Como me envuelven tus letras que depuran líneas de horizontes,
que dejan caer lloviznas para la tierra árida y para las rosas,
letras con dulzura de lo místico para enjugar la desesperanza.
Letras de sueños hambrientos que tus manos plasman,
que se dejan oír como un silbido o rumor de sentimientos
buscando en el vacío los días eternos.
O aquellas que nos hablan del dolor y el gozo
en las profundidades contrastadas por la luz y por las sombras,
aquellas acorraladas por el viento despojando el ahogo
desde el rojo de las rosas y el blanco de las magnolias.
De tus rendijas donde la tarde casi oscura
permite la muerte de la luz
y en las mañanas esputan resplandores que cantan las historias,
grietas donde se ve llegar la muerte y el olvido
grietas donde se ve nacer el amor con gotas de rocío.
Esas tus letras, que emanan de un cristal donde el tiempo te hizo prisionera.
De donde surgía el hambre de las palabras con tu pluma y con tu musa.
Esas que tienen tanto por decir, por gritar al viento
y pedirle que traiga a tus balcones los ecos de la libertad,
Esas, esas no morirán.
Y yo poeta te abrigo con la sombra de mis versos
para cantar contigo en una eternidad.
Soy el miedo
Soy un misterio oscuro, cambiante e impredecible
Soy yo mismo, soy la otredad en que tú eres, el abismo.
Soy como un largo y angustioso escalofrío
que giro en torno de agitadas sienes.
Vengo de oscuros rincones a perturbar tus ánimos y tus deseos
Vengo vestido en recelos, aprensiones y amenazas
Soy la sombra de un trauma que incomoda y que arrebata.
Soy tu riesgo, tu inquietud colada en la mirada
de tu nervioso estar en los afanes
Soy tu ansiedad, tu agitación y tu zozobra
Soy abstracto y repentino confundiendo tu memoria.
Soy como la chispa que llega al espinazo
y con ella te deprimo o paralizo
También impropiamente soy tu sombra
Convertida en imagen con hechizos.
Soy quien te hace ver como un paisaje, objeto inanimado,
De miradas que escrutan y son indiferentes
O miradas convexas que te arrugan la frente.
Soy pecado, soy culpa, SOY EL MIEDO.
Siempre será la aurora
Siempre será la aurora testigo de noches insepultas,
de palabras que pasan al olvido,
de prisiones en pechos compungidos y de almas buenas cuando el día repunta.
La aurora también limpia oscuros sentimientos,
sacude el polvo de palabras vanas,
de las cosas que fueron como un cuento
y el agrio amor con que se ama.
La aurora arroja al viento secretos nocturnales,
de pasiones, de silencios y dolores,
de palabras que fueron en la noche tópicos de amor y de clamores.
Siempre será la aurora la dulce espina que hace sangrar la dulce herida,
la que lleva el sabor de un tierno roce y el dulce amor de mirar cómo me miras.
Será la aurora la que siembre el paisaje de amor en tus pupilas,
en las ansias benditas de unas bocas y el dulce mal de tus heridas.
Vivir no es eso
Vivir es encontrar amor por todas partes,
sonrisas desplegadas de conciencia enamorada
del amor y la belleza como arte.
Vivir es confundirse con la gente,
es amor a los demás, es beber la fuente inagotable
de la justicia incontestable.
Vivir es sentirse conjuntado con el presente y el pasado,
vivir con alegría los caminos caminados,
llenarse de amor por los costados y sentirse inhibido del pecado.
Vivir como vivimos es injusto,
la moral de desliza como en cuevas refugios de ratas e intolerancias nuevas.
Cegueras de pasiones bochornosas, maltratos de conciencia y honras,
amantes de lujurias caprichosas tiñendo la equidad en sombras...
Donde se apagan las luces que el espíritu refleja (paz y bienestar común),
donde se esconden en sí mismos como gusanos retorcidos,
sin importar ningún gemido y ni una lagrima sobre el ataúd.
Vivir, no es eso, es otra cosa;
es elevar cual mariposas, las alas que al deceso dejen la huella ejemplar.
Es transportar el polen que otras flores dejarán germinar.
Es valorar las acciones del espíritu, es entregarse al caminar,
al caminar seguro y con el ímpetu de llenar y no vaciar.
Es pensar en infinitas cosas (espiritualidad),
amor, esperanza y caridad.
Es llenarse de amor trascendental,
es encontrar en Cristo la mirada de un horizonte nuevo y real.
Es conducirse ajeno de lo malo para entregar amor sin un bozal.
Es no insidiar ni aborrecer, es quitar el hambre y aplacar la sed,
es volcar la bondad por todas partes para entregar al mundo un ideal,
es entregar al prójimo una mesa,
una fruta
y un rosal.
Mirando la indigencia
En este mirar imágenes de indigencia
que golpean y socavan la conciencia que se sufre en lastimar de enojo
me asusta y me congojo en el trémulo preámbulo en el que escribo.
Y marco brecha por la calle abierta
donde mis ojos estáticos contemplan penurias que vivimos trenzadas del dolor humano.
Porque se escapa de mis manos, porque solo queda el clamor de la esperanza
en un mundo que avanza y que se jacta
sin presentir el desatino de no cubrir la falta.
Y se vuelve abismo oscuro transitar con noches de hambre que la ciudad cansina no percibe indolente quizá sin que se anime a descubrir el dolor que en ese enjambre ven mis pasos del camino.
Son carencias sin abrigo que se arriman bordeando basureros
son fracasos tapados de sombreros sin apoyo ni esfuerzo por la condición humana.
Son las voces sin mañana tapiadas de noche balbuceante
urgidos del licor para el olvido con los ojos cerrados o distantes.
Fueron niños del olvido que hoy repiten en otros el silbido
marcados del color bermejo sangrando en el sangrar... cuando me quejo.
"Julio Romero de torres Pintó la mujer morena"
OH musa que modelas y que llegas con colores que siembran mis palabras
todo el viento recoge tu sonrisa y se esparce moviéndose en la brisa
un bosquejo de amor en mi poema .
Con luz y sombra mis palabras vagan y te envuelvo en el lienzo de mis sueños
y dibujo tu piel con tal empeño que tu cuerpo se esboza en pinceladas.
Y te siento con fragancia de amor desde la calma contemplando tal vez desde mi alma
el paisaje de amor con que te quiero.
Hoy me llegas desnuda ente las frutas que tus brazos sostienen con ternura
y se encienden tus senos con lujuria, junto a ellas, mostrando su dulzura.
Misteriosa tal vez musa del lienzo
que pintada impregnaron a mis ojos
hoy te muestras provocando antojos
desde el barniz que sella los silencios.
Con mis letras en el lienzo de un poema te percibo sensual y exuberante
voluptuosas tus frutas en contraste y tus ojos profundos que me queman.
Hoy me llegas desnuda entre las frutas y te escribo palabras en mi lienzo
se desnudan mis versos en mi musa y desnudo se queda el pensamiento.
Metamorfosis
“Somos el esputo de un sol que nos lanzó al espacio en resplandores.
Remojados de mar somos vivientes, y desde la diáspora cósmica soñadores.”
Sopla el viento del conocimiento para evitar los riesgos del error,
Para desparasitar la mente en las fallas intrínsecas de la ilusión.
Somos fragmentarios como rocas demolidas,
Vivimos en falsas concepciones. Somos zarzas y piedras sin saber como hacer con nuestras vidas. No es solo una la concepción de nuestro mundo, vivimos en un sin fin desorientado, Vivimos de un sueño como Segismundo y con las alas rotas de pájaros masacrados
Vivir no es eso, es otra cosa, es elevar cual mariposa las alas que al deceso dejen la huella ejemplar, es entregarse al caminar, al caminar seguro y con el ímpetu de llenar y no vaciar.
Es encontrar amor en todas partes, es llenarse de información y de verdad.
De conocer al mundo como un todo, de conocer un mundo más global.
Somos la realidad global y planetaria, debemos de unir lo humano dislocado
Pues somos brisa de llanto y espinazo
En este mundo global embarbascado.
No acantonemos la ciencia y la sabiduría, unamos todo; literatura y filosofía,
unamos todo en una sola poesía.
Sopla un viento de vida más humana; seamos un todo universal y un todo separado, un mundo que involucre y que reúna la pertinencia del presente y el pasado.
Debemos saber ya de quienes somos, sin olvidar por Dios en donde estamos,
De donde vinimos y a dónde vamos.
Es importante saber cómo flotamos en el azul inmenso del universo mío,
del universo de ellos, del universo tuyo.
Es uno y solo uno el cosmos gigante que nos une,
somos materia y espíritu, somos la huella que en la tierra nos reúne.
Somos la ligazón de todo lo plural, de las historias y las filosofías, de lo simple y lo multidimensional, de las culturas, de las artes y la poesía.
Somos el esputo de un sol que nos lanzó al espacio en resplandores. Remojados de mar somos vivientes, y desde la diáspora cósmica soñadores.
Somos humanos con animalidad, donde lo homínido se humaniza formando la individualidad. Somos biológicos puros con plenaria culturales, donde aprendemos altruismos con paroxismos de vida y embriagues irracional.
Somos un rizo que une la mente con el cerebro en comunión cultural;
Con apegos, con impulsos, con apego de lo real.
Por eso somos especie reproductora de iguales. Somos grupo en sociedad,
somos chispas que acelera la llama en perpetuidad.
Perpetuidad pluralista llena de diversidad, con sus variantes y aristas de unidad intelectual.
Somos quimera de muchos y somos uno en lo real,
somos un sueño en vigilia y canción primaveral.
Seamos todo y no cometas, habitantes del planeta,
planetarios de humana condición donde nos asista el peso de la múltiple razón.
Pigmeo, negro, amarillo, indios y blancos son especie,
especies en sociedad, con sus cantos de estribillo y cantos de libertad.
Todos en nave volamos en el cosmos por igual con estrellitas lejanas de ese mundo sideral.
Y en esa nave pululan como en torre de Babel, Mil lenguas y mil caminos.
Porque eso somos amigo; Diversidad y destino, destino y pluralidad.
Eres alguien
Hundo mis manos en el fondo bello de tus letras
y me pierdo buscando como hallarte.
Recorro el abismo flotando en sensaciones y tu alma me llega florecida.
Te detecto y mi nervio enloquecido te abraza y te bendice
No son castillos ni jardines los sitios en que habitas.
Quizás te encuentre allí en ese reino de ruinas junto a las piedras que besas.
O en el campo desolado donde las tunas atrapan tu perfume
convirtiéndose en flor con las espinas.
Quizás te encuentre en la pobreza
y te oiga desde lejos con el viento llenándote la cara
y suspirando en la calle una sonrisa.
Para mirarme en tus ojos cerraré los míos,
imaginando los tuyos abiertos al mundo que nos mira,
y miraré en los tus tuyos, el alma y el paisaje
que el mundo te dejó para mis ojos.
Y seremos amigos sin limosna de cariño
sintiendo la textura en nuestras manos
con los labios esbozando una sonrisa
como ángeles despiertos y con nombre.
Por eso te busco, por eso te llamo,
simplemente...eres alguien.
Detrás de las sombras
Simpleza infinita que nos une que nos llama y nos confunde.
Y es que todo nos mueve al mismo espíritu
donde el tiempo nos envuelve, nos amarra y estremece.
Brebaje de dulzura
Recuerdo tus ojos irradiantes como lámparas.
al compás de la tarde casi oscura
donde el viento giraba como un aletear de notas musicales.
Allí se apagaron tus ojos por el resplandor iluminado de canciones lejanas
y ocultaron la luz de tu cuerpo que ya borroso llegó hasta mis ojos.
Y recuerdo tus caricias sedosas como una piel llegándome con alas
para llevarme a conocer un mundo nuevo.
Siempre más allá de tu piel estará tu dulzura indeleble
como la eternidad nunca será borrada ni dispersa,
siempre será brisa con el frescor que viene de montañas de invierno,
tan suave como tu alma, que sopla y sopla las cenizas de nuestros pechos
donde una vez hubo fulgor de fuegos.
Siempre serás brebaje de dulzuras que limpia mis pasiones
y mis males en las noches oscuras de mi intolerancia,
haciéndome mirar un mundo nuevo en cada amanecer.
Entonces las flores se esparcen por jardines
y crecen en las copas enjambres cantarines batiendo entres sus alas la esperanza.
Llueve por dentro
Tu adiós desde el manantial del agua fluye como un suspiro
y revuela soñoliento marcando las distancias con mi congoja
que se oculta tras las sombras.
Subvirtiendo el amor trocaste la ilusión en una noche desprendida
que ante el rostro del frío hizo morir las esperanzas y crepitar la luna en el silencio.
Así me fui de tus ventanas y oculto entre las sombras hoy me encuentro
crujiendo en el recuerdo los desdenes y tan lejos de tus ojos.
Y llueve sobre mi alma el desparpajo, el asombro de no verte en mis rincones,
en los juegos de manos cariñosas desbrochando los botones y deshaciendo sábanas.
Y llueve como luz buscando sombras,
como luz en laberintos de sonidos que cantan tu nombre en los recodos,
en las calles desiertas donde siempre imploro,
Donde no te hayo,
y donde lloro.
Evanescencia
Más allá de los días donde las horas se evaporan buscando las auroras, una luz dirige mis pasos bajo el mismo cielo y el mismo lodo que el sol va calcinando. Entonces me alegra tu regreso. Y mis pupilas retienen tu figura que convierto en afectos para mi alma que te ansía.
Entonces me siento en la pasión que llena que canta y que suspira
sin importar pasados o futuros.
Aquí estoy como bardo de ilusiones rotas presintiendo tu piel junto a la mía,
embriagando mi mente con tus besos
y dejando que el sueño se convierta en el dulce clamor de tus ternuras.
Entonces en la orilla de un crepúsculo
voy mirando tus pasos viniendo hacia los míos,
alborozo de ilusión que desgrana la evanescencia de mi propio yo y mis latidos.
Lo inmenso de un encuentro
Contemplas las estrellas con lindas sensaciones.
Te acercas para plasmar mi piel con tus caricias,
te desnudas de amor y me seduces s
intiendo el dulzor de mi mirada.
Giras tu mente hacia rojo del ocaso
donde el fulgor de colores bermellones me atrapa entre tus brazos
y me entrego a tu oasis de pasiones.
Ahora somos anudados por el tiempo
e imagino tu voz en los renombres alados
de noches que pasamos recordando embrujos.
Al momento somos fantasiosos,
nuestras bocas nos llenan de embelesos
disfrutando el silencio en la mudez de las palabras.
Y Ahora nuestra piel es sinfonía que acompaña
el alma y nuestros cuerpos
se deslizan en el trémulo roce de suspiros
que buscan volar como dos ángeles.
Es la hora del ensueño,
del vértigo que desvanece más allá del encanto que hechiza y que fascina
envueltos en la inmensidad del amor con que vivimos.
Cruzando el puente
Entre vaivenes ambiguos se abre cauteloso mi poema
para llamar al recuerdo sin nombrarlo.
Como un canto indescifrable transito mi camino
buscando la alegría sin poder hallarla.
Cruzo el puente y bajo sus aguas se deslizan los espejos
donde nunca he de mirarme.
Se van amalgamando mis reminiscencias
para que inesperadamente broten mis poemas
mágicamente iluminados de tristeza,
como transmutaciones que de los rincones de mi alma afloran.
Dejo hilar el borde de la aurora después de las noches de insomnio
para entregarme a la luz del sol que en los afanes aburridos transcurre mi existencia.
Se nublan los paisajes y no hay retorno del verdor en mis pupilas.
Acompáñame
Me acompañarás tomado de tu mano para buscar el cruce de caminos
y con el mismo dolor nos separemos.
Nos llevaremos cada uno la mirada para vaciarlas luego al infinito
donde nuestros secretos queden sepultados.
Será entonces un cuento inacabado vagando en el espacio,
seremos canción que arrulla soledades infinitas
de nuestro eterno mirarnos sin sonrisas.
Seremos un recuerdo de cosas que pasaron,
como un jardín sombrío, deprimente anochecer y alba inconclusa.
Dejemos que la noche nos convierta en duendes
vagando en el espacio mientras el mundo duerme.
Cuando te hayas ido
Cuando te hayas ido, cuando yo me vaya,
no habrán miedos.
Tan solo la sonrisa de saber que fuimos
almas gemelas bajo el mismo cielo.
Goteando estamos un amor que busca
las mismas ansias que la vida lleva
y en esa arena donde mueren olas
queda la espuma de tu alma nueva.
Cuando sueños prófugos busquen la distancia
serían cautivos de un umbral negado,
pues no habrá pena ni tampoco llanto
solo sonrisas… por haberte amado.
Para que tus ojos me encuentren
Por qué sé que me buscas en brújulas perdidas
y tus ansias se hielan buscando amaneceres,
mis noches fueron tuyas, fueron tibios los placeres.
No me busques en lugares escondidos, ni en rastrojos
donde el viento regresa arrepentido,
ni en silencios ni en olvidos,
no me busques en pasillos largos
ni en rojos de sangre mirando hacia la nada.
Búscame en las notas bellas de una canción que compartimos
así no habrá silencios, solo ruidos.
Y entonces los arpegios retumbarán tu alma
notándome presente, sin haberme ido.
Ya no hacen falta las velas ni el fuego ni las llamas
para buscarme en oscuros rincones donde tu voz no llega,
Búscame en el fondo de tu alma
y así verás brillar muchas estrellas.
Ya no hace falta que tu voz calle ahogando las palabras,
buscándome en desiertos o en los mares,
No creas que tu voz no me alcanza o que te sientes muda,
Tu voz está en mi alma como una canción que siempre arrulla.
Tú sabes dónde estoy porque me buscas?
si soy parte de ti y de tu cielo
soy parte de tu alma, de tu piel y tu consuelo.
Te necesito siempre
Quizá vaya a buscarte y rondaré el umbral de aquel comienzo
para que el recuerdo transite entre nosotros.
Para que delineemos los versos en las rutas
que el aire aún no esconde,
para juntar nuestra piel, para besarnos.
Y es que hoy te necesito porque arde en mi sangre todo aquello
la luz de tu mirada, la flor de tu sonrisa
y el suave juguetear de tus cabellos.
Necesito los labios de la ausencia
perdidos en la sombra de un ocaso
y tus manos distantes del regazo
de este amor que no tiene tu presencia.
Jamás se irá de tu alma la huella más profunda,
allí las cicatrices dibujaran recuerdos, las ansias, las horas taciturnas,
los besos en mis brazos, lo dulce y lo más tierno.
Tal vez mañana pueda arrancar el bálsamo de ausencia.
Tal vez mañana juguemos con el viento.
Si me dejaras
Si me dejaras
La evocación de abismos llegaría a mi alma
rompiéndose el claror de mis auroras.
Un silencio grueso rondaría por mis jardines
enmoheciendo todo por la falta de tu amor.
Estallaría el agravio como punzada hiriente
volando con el viento mis hojas del verdor.
Divagaría ilusorio sin rumbo conocido
mirándome en espejos de niebla y de dolor.
Sería un fantasma que grita tras las puertas
clamando aquellos días de amor y de pasión.
Quedarían mis poemas disueltos en el aire,
carentes de destino, tal vez como promesa.. .. Que nunca se cumplió.
A mi madre muerta
sufrías de día, descansabas de noche,
lavabas y cocías murmurando los afanes
que dejabas regando los jardines .
Caminando en la calle te extasiabas y tus ojos buscaban el encuentro
de la gente que amiga de sus cuentos estrechaban tus abrazos.
Yo caminado junto a ti feliz seguía el sermón que tus labios me decían,
las palabras que jamás fueron oídas y que extraño después de tu partida.
Fue fuerte mujer de mandamiento plasmada de montañas y de miedos,
de rezos, de oración, de desencuentro..
Y fue aquella, que pensaba en mi mañana,
en mis horas felices
aquella que soñaba a solas,
-que será de él, sin nunca decir nada.
Aquella que de niño me cargo en sus brazos sufriendo en carne viva mis tropiezos
la que me brindó sus besos, sus caricias, sus abrazos.
En ella pienso hoy. En ella que fue mi amor y mi querella mi angustia, mi alegría,
la que con su aroma me impregnó la vida dándome aromas para que sonriera
y yo dándole espinas para que sufriera.
En ella pienso hoy, sin ser olvido a mi mente y corazón,
en ella pienso hoy como un suspiro,
como el ave que en un largo vuelo hecho pedazos... nos dejó su nido.
Agua, reflejo y alma
Divagas tú, divago yo este mundo que es tan nuestro,
tan tuyo, tan mío como el agua, reflejo y alma que en tus manos encuentro.
El agua ya se marcha de nosotros se evapora y se sumerge
se esconde en las rendijas humedeciendo los árboles y formando habitas sin escarcha.
Ya no nos reflejamos en espejos, el alma se reseca en un instante,
sombra ahogada que se esfuma.
Alma huidiza que abandona mi cuerpo, que se escapa sin permiso,
que se cuela etérea entre fisuras.
Vagando entre las sombras asustada. Ya volverá deseosa a su morada
para vivir conmigo un nuevo encuentro,
ella conmigo yo contigo y tu alma y mi alma un solo centro.
Canción del sueño y del amor
Yo que tanto sueño vida mía, Que imagino las cosas sin medida,
Que tránsito en el aire mi trinar de poesías,
Quizá me ponga viejo si saber que un día
Te dejé que pasaras por mi vida.
Y seguirás el curso sin saber que el sueño se tornó en hojarasca y ventisquero,
sin saber que un día la primavera de muchas flores te llenó el ensueño.
Que fuiste tierra y semilla para que en ella brotara
lo más hermoso que en vida, pudiese brotar de un beso.
Yo que sueño tanto vida mía, no sé si al despertar un día
me encuentre tan triste y tan lejano; aferrado de ti y de tu mano,
contemplando el recuerdo de tus pies desnudos
jugando en mis rodillas y mis manos.
Contemplando espejos de imaginación susurrando como quien canta una canción.
La canción del sueño y del amor.
Hoy Te Saludo
Hoy te saludo amor, y no te odio todavía,
tal vez no te recuerde, pero te abrazo hoy,
y aún si me adorabas y aún sí me tenías,
los dos quisimos siempre un tanto el desamor.
Ese amor tan alegre, desmesurado y vago
me lo saqué del pecho para olvidarte al fin
no quiero que te acerques, no creas que te alabo,
pues quiero que te vayas quizás lejos de mí.
No existe ni un atisbo de sentimientos sanos,
desde mi alma pienso que ya no vives más
te dejaré el olvido quizá como un hermano
para que te acompañe siempre sin pesar.
Hoy te saludo sin luz, sin alegría,
te olvidaré en silencio quizás lejos de aquí,
hoy te saludo amor, sin más medida,
que la del alma mustia que sembraste en mí.
No quiero tedios
Hundo mis manos en el fondo azul del pensamiento
y me alegro buscando tú alegría.
Recorro el abismo flotando en sensaciones
y tu alma me llega florecida,
Te detecto y mi nervio trasnochado
te abraza y te bendice feliz de haberte hallado.
No susurres amor cosas al viento,
ni pienses que no estoy, eso no es cierto.
Es tanto mi dolor de no tenerte
que transporto mi voz para quererte.
Ya no quiero que me digas que estás sola y aburrida,
ya no quiero verte sola como un niño sin arena
y sin castillo, ni quiero que mastiques canciones insonoras,
ni que escribas mi nombre en el azul cuadrado de cansados días.
No, no quiero que tu alma se evada de mis manos,
no quiero que tu alma se pierda en laberintos por no encontrarme un día.
Ya, ya estoy aquí, -¿acaso no oyes la canción que está sonando?
La traje de allá de tus recodos,
de donde el viento te empujó a mis brazos
de donde fuimos tú y yo codo con codo,
un solo amor y un solo abrazo.
Así que ya no hay más porque temer,
de que has perdido lo que ayer fue tuyo
ni tedio amargo, ni sustos sin arrullos.
Ya estoy aquí para embriagarte de amor y de sonrisas,
para calmarnos con suave amor que el viento eriza.
Entonces no fue en vano
Entonces no fue vana la espera en el adiós,
ni vana aquella ausencia lejana de la nada
donde un día entre las sombras nos perdimos los dos.
Entonces no fue en vano la usencia y el silencio de esos días;
pues dos aguas llegaron de la mano y tras las noches tardías
tus ojos y mis ojos bebieron el amor.
HECHO MIGAJAS
Una vez más expreso mi dolor interminable que sube por mis venas
y me asfixia como gas venenoso en mis pulmones.
Gruesa angustia congojada que crepita como lluvia
cayendo en los tejados.
Interminable es mi voz ahogada que hace fluir mi espanto
como bruma oscura, que transita los caminos de mis lares;
arrasadora bruma.
Como en abstraído sueño estoy viviendo este interminable dolor
que me asfixia y me abisma en cavilares del gran amor desvanecido.
Ya no sé quién soy ni porque vivo,
ya mis versos en sangre se manchan y borrosos se pierden,
buscando los umbrales de un lejano lugar irrecordable.
Quizá ya esté muriendo en la bruma de mi vida,
en esa pequeña luz que aún pervive;
la mudez de mi voz, la lisonja arrinconada, bruma y nada más que bruma.
Alguien tañe cual campana mi dolor, lo siembra en aguijones por mi cuerpo.
Todo es charco fluyendo alrededor.
Migajas se desprenden como barco destrozado entre las olas,
como náufrago asido a los deshechos mirando un horizonte que no alcanza.
Todo es bruma con viento enardecido, y yo, gaviota herida
no puedo aclarar mi canto.
Caeré a la mar para morir de espumas
y arribar a la playa hecho despojos.
Un vuelo con la poesia
Hagamos que el vuelo de la poesía, vaya dejando su aliento
más allá de las tormentas, más allá, donde existe el dolor y la tristeza.
Hagamos que la palabra no se quede muda.
Hagamos que el vuelo de poemas llegue a lo más hondo,
allí donde pulula el dolor y las lágrimas;
no solo para los más necesitados,
sino también para el desamor, la ira y la locura.
Porque es una forma de pelear con lo in-humano.
Con esa incertidumbre que envuelve la mentira,
con ese color ocre del consuelo,
sufriendo con dolor en esta vida.
Porque cuando el alma es libro abierto y el corazón opaca la luz,
es posible la tracción o los deseos encubiertos.
Por eso la evocación es soledad, clamor de complacencia,
Regocijo en la promesa.
Eres y estás
En mis pupilas tu imagen siempre está
Y giras en mis venas
rondando en la garganta el gutural sonido de tu nombre.
Y palpitas en mi rincón izquierdo
con rumor de olas besando las arenas.
En mis sueños; ay! en mis sueños
Tu figura desgrana la lisura y suavidad de brillos.
En mis pupilas siempre estás
Danzando en las alfombras que van a mi ventana.
Eres luz y eres brisa que cohabita conmigo amaneceres.
Cuando lejano esté
Como será mi ausencia cuando ya no exista
cuando en otra dimensión tal vez lejana
tu pensamiento se pierda con la brisa
y una lágrima brote en tu ventana.
Lejano estaré de aquel sendero
donde tus brazos y un árbol fueron sombra
pues siendo ave que partió primero t
u corazón dolido es quien me nombra.
Será un atardecer en tus pupilas
sufriendo las noches de mi ausencia
será el insomnio que suspira
anhelando amanecer con mí presencia.
Lejano estaré; pero en tu alma
sabiendo que te amé sin los tomentos
a tu corazón dolido llegará la calma
y un vendaval de amor será tu pensamiento.
Deberíamos
Ay! amor, hoy que estamos viejos
quizá debiéramos pensar en otra vida,
un mundo más allá entre infinitos.
Más allá de este encierro cotidiano que tanto nos asfixia,
que trasiega nuestras vidas con el calor o el frio
y enjambre de ciudades con ambientes mutilados.
Debiéramos buscar un lugar de verdes/agua,
de pájaros confiados aleteando en nuestras manos
y un crisol de arcoíris constante en nuestro cielo.
Debiéramos pensar que aún podemos, tomados de la mano,
caminar por un sendero repleto de flores y riachuelos.
Sentir en nuestros pies desnudos la hojarasca del camino
y en los ojos la sonrisa de amantes peregrinos.
Debiéramos dejar atrás tanta fatiga
y en las noches profundas acercarnos felices a la aurora,
a las horas, que sedientas del rocío,
tapáramos el sol con nuestros nombres.
Debiéramos llegar al punto idílico
donde el mar con el cielo se entrelace
y allí con las nubes trasportarnos
a un mundo sideral que nos abrace.
Y te fuiste
Te perdiste con la magia de tus pies ligeros
dejando huellas difusas en la arena...
y te fuiste persiguiendo sombras
en un sendero incomprensible que creíste cierto.
Te fuiste buscando aromas sin preparar futuro,
solo con tu pensamiento sin escuchar palabras.
Ahora los arroyos están secos
y las semillas sembradas se mueren en abrojos.
Tu concepto del amor se confundió en libertinajes
nacidos de tu cuerpo soñador y no de tu alma,
persiguiendo un círculo encantado,
donde solo el silencio recubre todo tu sentir apresurado.
Ahora tus globos se pierden en el aire
y tu piel tendrá que acallar la llama de tus mariposas.
Injustificable instante de un reciente sin conciencia
y sin rastro para un inalcanzable retablo fantasioso.
Tu voz se fue en un adiós de manos
Se escapó por senderos buscando otros sonidos.
Quizá no percibas mi búsqueda pensante
ni mi forma de seguirte a cada instante.
A veces la presiento allí, en matorrales,
en esos ramales solitarios donde pululan los sonidos mustios.
Oigo sus aleteos de altibajos,
como buscando compañía
entre las ramas secas del olvido.
Quiero que vuelvas para cantar a dúo tus sueños con los míos.
No dejes que el aire te envuelva en remolinos,
que no te aturda en el estruendo la ráfaga punzante
queriéndote acallar en un silencio.
No te percibiría, mi voz solitaria moriría
y un pentagrama oscuro, solo daría mudez a nuestros nombres.
Para que tú me entendieses
Para que tú me entendieses escribí muchas palabras,
y sin embargo el silenció ayudó.
Para que tú me entendieses, abrí al mundo un paraje de montañas y de ríos,
y también una fuga, una vuelta hasta el recodo del rocío.
Me llené de brisas y luceros; y andaregueando el monte;
desafié soledades y calmé mi sed con agua de tinajeros.
Tú en cambio infeliz vivías los días y un grito de silencios te rodeaba,
eras quizá la niña más deseada en las lágrimas
fugases de la almohada.
Para que tú me entendieses plasmé equilibrios de alegrías y tristezas,
te hablé de todo, de todo el amor que conocía.
De las cosas que forman nuestras vidas,
de las cosas que en tu infancia hiciste,
y del pájaro que en la mano, en confianza come alpiste.
Te amé emotivo con filosofías de impaciencia,
y te amó hoy con la madurez del niño que aprende nuevas letras.
Tú me enseñaste el camino, tú me mostraste lo adverso,
y así en tus juegos de niña yo fui aprendiendo los versos,
para mostrarte en mis manos un lazo de amor paterno
que enjugue en tus pensamientos, la brisa de los recuerdos.
Y un fuerte viento cargado de aromas para el presente
para que cante en tu mente la alegría y la paciencia
la luz y la templanza, la búsqueda de ti,
el amor por la esperanza. Tu seguridad, tu propio yo,
tu crecimiento interior en aras de algo bello, la confianza.
Esto es vivir con más vivencia, esto es vivir sin desconfianza,
es crear para sí un fuerte lazo que te transporte a la búsqueda de Dios,
es la comunión contigo misma, es la fuerza que emancipa,
y hoy, ya mujer nos une para vivir mejor.
Ya pasaron las noches y los días ya el viento cargado descansó
y hoy tus alas revisten nuevas fuerzas para marcar el rumbo de los dos.
Sé tú misma en el aire tarareando una canción,
vuela altiva, vuela airosa, no desmayes en el paso bajo el sol.
Y desde allí calla, calla para que nadie te envidie,
porque tu vida es tan tuya como tu alma y tu fe.
Y cuando escuches al viento gemir junto a tu pecho,
dile a tu alma ¡¡despierta!! Vamos a tomar conciencia,
dile a tu cuerpo basta de soñar, empina tus miembros
y deja que tu sangre recorra alegremente lo que quizá con tu mente
quisieras detener.
Llegó la hora del pensar, es la encrucijada del momento,
se te avecina un mundo que tiene mil encantos,
¡Todo es falso!
Se te avecina un mundo que adormece en el vaivén de las cosas que florecen,
son todas nuevas y has de aprender; pero son tuyas.
Te pertenecen.
Llegó la hora del pensar y sin embargo me alegro que no pienses.
Has de vivir para aprender, y desde el vuelo azul que hoy te pertenece,
valorarás la isla donde la hierba crece,
y es allí donde estaré, donde quizá te alegrará encontrarme;
Y con los lazos de amor que tu formaste,
se encantará mi alma de mirarte.
En nuestras pupilas
Es allí en tus pupilas y las mías donde se asoman nuestras almas,
donde como un éter salen a la luz, para encontrarse en un instante
inadvertidas buscando la presencia y un roce de las manos
que mitigue el dolor de tanta ausencia.
Es allí en su dormir nocturno donde vuelan las formas,
donde se cruzan las imágenes del sueño
y donde el recuerdo teje el deseo de nuestros días.
Donde se hace carne el antojo y el capricho
que en un rastro ingrávido se desvanece con la luz de las mañanas.
Es allí donde te sueño
Una luz aparece mucho antes del umbral de la aurora
e ilumina mis senderos sobre el despojo de una noche en fuga
Anhelando tú regreso.
Desde mis pupilas nubladas percibo tu figura,
que adoro desde mi interno, y donde prisionera eres de mis sueños.
Viajero soy como un errante en el albur de mis rumbos,
y cuando cercano al confín de tus flancos,
mis manos presienten tus anhelos,
donde un requiebro me llena de dulzuras.
Es allí donde mi alma se encanta y se dormita
junto al lago de tus proverbios,
y donde abrigo mi pecho deshabitado y ansioso de ternuras.
Es allí donde el poema esboza tu figura
y se deja llevar de tus palabras arrimadas como un sigilo
muy cerca de mi alma.
Instantes del crepúsculo
Es la hora del encuentro, del te extraño,
para poder brotar como una fuente
y enhebrar los instantes finales de la tarde casi oscura.
Es la hora de presentir el ocaso del día,
de otear el crepúsculo para que el suspiro
pueda zurcir el deseo del descanso en los resuellos.
Es la hora del retiro a hurtadillas, la fuga hacia los recodos,
donde el discreto disimulo augura la continuidad del pensamiento.
Son los momentos de las confirmaciones, de internarse en los espejos
bordeando las primeras sombras hasta los destellos postreros de la aurora.
Es el pernoctar para encontrar los sueños que aturden el encuentro,
que se ahonda en las placideces, con solo mirar los brillos de la tarde
para que empiecen los murmullos que ampliaran el caudal de los suspiros;
de la noche que seduce, que conjunta y fusiona los idilios.
Es el instante que plasma la añoranza del encuentro, de los musitares y los balbuceos,
del desbrochar de los botones en la noche larga y silenciosa caminando hacia la aurora.
Son instantes del adiós a la tristeza, es llenarse de sueños, de rescribir sonidos
goteando entre los labios, certezas de un ensueño de amalgamar los sentimientos
con susurros que se aquietan al oído, imaginando las siluetas de dos bajo la luna,
De estar ahí sin más penumbras, sin más dolores en el alma, Estremeciendo piel entre murmullos para luego quedarnos en la calma.
Ser eso y no otra cosa.
Un aletear, un vuelo de las mariposas.
La ilusión del olvido
Que no me hiera más el olor de tierra mojada de los bosques
tras la hermosura de recuerdos idos ni me acorrale el miedo de espesuras en la mioma.
En el ocaso del cansancio dormiré mis desatinos
y en los recodos de cuevas vegetales no me importaran más... los amaneceres.
Ni el esplendor que persigue sin tregua ni reposo a los casi vocablos apenas nacidos de mi mente.
Ni el augurio que como un presagio me pueda brindar la estancia casi oscura.
Proseguiré a nuevos horizontes donde todos los paisajes son estampas
donde el rastro rechace los recuerdos sobre las aguas mansas deseosas del olvido.
Donde los arroyos con espuma entre las piedras despierten la sonrisa
para espantar la furia en el sentir indiferente de nuestra alma
y el libertinaje de los desatinos íntimos.
Siempre será profundo el temor del sentir que asusta el pensamiento,
como silencio afónico que puede brotar sin importarme,
como algo muerto que no hiere en esta ilusión de olvidar que tanto vivo.
Latidos
Y hurgo este ahora desde mi corazón al igual que en aquel tiempo
tus manos pasionales recorrían mi cuerpo llenándome de lunas
que alumbraban trinos detrás de los cristales.
De aquellos amaneceres con riachuelos corriendo a las lagunas
donde sus aguas mansas dejaban amarar las hojas del otoño.
El recuerdo de aquella habitación llena de melodías, de su penumbra,
donde nuestros cuerpos flotaron y brotaron los suspiros
Allí donde estabas conmigo, en solo labios... besos y piel!
Los dos en un solo latido,
Donde Por tu suave piel mis labios se aventuraron, sin presentir la magia de un hechizo
con ese amor apasionado y loco con este amor incierto, con este amor tan real.
Quizá buscamos siempre ese nido secreto entre paredes altas para poder gritar.
Con esta carne viva que atrapa nuestros cuerpos sin fundas ni ropajes, sin trabas ni secretos. Bailando nuestra danza los dos junto a ese mar.
Allí donde las palabras se agolparon en el cristal,
Donde se juntaron para reescribir un poema y la poesía eras tú.
Y ahora te nombro... y solo este canto te mantiene , ahí estás con las palabras
que nacen de tu alma; aquellas que iluminan la flora de tus versos las noches y los días
de todo tu universo.
Aquellas que tu verbo va dejando como lenguaje celestial que abarca todo
como luz de fuego en llamaradas al solo pensamiento de una idea.
Palabras confesas que se quedan trasmutando a lo eterno y lo divino,
las que se vuelven flores a orillas de un camino o nos cambian la angustia de unas penas.
Ahora el tiempo regresa hacia tu alma trayendo flores, sonrisas y palabras,
se te dibujan en tu cuerpo las guirnaldas vertiendo tu sonrisa como el agua.
Y te vuelves río recorriendo el tiempo, trasmutando letras como luz de aurora
y ruedan tus gotas al sentir de ahora goteando desde tu alma todo el sentimiento.
Y siento que vuelas como mariposa entre las piedras que el agua va golpeando
y siento que subes como la marea llenando mi alma con tan bellas cosas.
Porque para nosotros no es lejano el amanecer, ni la lluvia, ni la tormenta, ni el sueño, ni el viento que al pasar nos roza, ni la muerte del sol en el ocaso.
Aquí estoy mirando tu esplendor, llenándome de luz y oyendo el canto... ese susurro,
esa tenue canción del viento. Todo se restaura. Ya los tiempos de antaño fenecieron, todo quedó en el ocre mustio del olvido
y hoy vuelves como una aparición después de haberte ido,
después de aquel poema que acalló mi alma
y amando desde lejos tus ojos que perdidos divagaron mis sentidos,
tu confín más allá de mis pupilas donde el horizonte irradió una esperanza.
Donde acalló mi alma la muerta primavera, donde tus pétalos posaron en mis labios bruscos las ansias de un amor de enredaderas.
Donde acalló el paisaje de playas con espuma, donde tu cuerpo bañado con la bruma era silueta celestial para mis ojos.
Mi miedo de sentirte en fuga, de perderte en abismos cada instante,
de las cosas que fueron mi dulzura y tus besos que ahora son distantes.
Donde acalló en mi alma tus pasos soñolientos buscándote en las noches del quebranto,
tu ansiedad, tu temor, tu desencanto, tus gestos de ternura y el brillo de tus ojos que amo tanto.
Donde acalló el poema que tú y el tiempo formaron en mis sueños, poema de tus ojos ahora en la distancia, envueltos con aromas de aquella primavera.
Donde acalló el latido sinuoso y taciturno que busca en recodos de sábanas tu cuerpo,
el que busca tu aliento, tu perfume y el hola amor de tus palabras en mi lecho.
Aplacaré la sed que en mi pecho ya alucina deseándote volver como otras veces
y no como la ausencia de tu alma golondrina.
Como un canto de campanas
Aquí estoy con toda la sensibilidad que no me ciega,
Queriendo ser voz de los que callan, con la misión de denunciar las injusticias
y a mi manera mover un sentimiento para que la luz invada las tinieblas.
Ser un canto, un canto sublime, que llegue claro como eco de campanas, que despierte la emoción del sentimiento contra tanta violencia inacabada.
Que vaya mi voz y la palabra como un viento huracanado recorriendo los caminos del mundo, sembrando conciencia y solidaridad de gentes en este mirar imágenes de indigencia que golpean y socavan la conciencia, que se sufre en lastimar de enojo, me asusta y me congojo en el trémulo preámbulo en el que escribo.
Y marco brecha por la calle abierta donde mis ojos estáticos contemplan penurias que vivimos trenzadas del dolor humano.
Porque se escapa de mis manos, porque solo queda el clamor de la esperanza en un mundo que avanza y que jacta sin presentir el desatino de no cubrir la falta.
Y se vuelve abismo, oscuro transitar con noches de hambre que la ciudad cansina no percibe indolente quizá sin que se anime a descubrir el dolor que en ese enjambre ven mis pasos del camino.
Son carencias sin abrigo que se arriman bordeando basureros, son fracasos tapados de sombreros sin apoyo ni esfuerzo por la condición humana.
Son las voces sin mañana tapiadas de noches balbuceantes, urgidos del licor para el olvido con los ojos cerrados o distantes.
Fueron niños del olvido que hoy repiten en otros el silbido marcados del color bermejo sangrando en el sangrar... cuando me quejo.
Busco encontrar un verso que acabe su miseria.
Bajo pancartas y la impiedad del hombre, llora mi tierra en la hecatombe del hambre de los hombres y los niños.
El mismo presente fétido pulula en basureros sin importar el sol o el aguacero.
La misma catarata de desechos donde comen y viven los execrados, los abandonados por el mismo látigo sistémico que afecta la salud de los pueblos ignorados por gobiernos.
Como moscas humanas rodean los camiones para sortear el hambre, hombres, mujeres y niños. Todos en silencio quemados por el sol malo y la tierra que erosiona, con los ojos mirando hacia otras vidas que no vendrán jamás.
Campesinos trasplantados a la ciudad, transformados en clientes políticos, marginados de toda posibilidad de sueño, esperando una promesa falaz, integrantes mudos de las estadísticas, las manipuladas y las otras, que ubican a Venezuela en la cima de la pobreza y el engaño.
Así mueren desnutridos y así pasa el tiempo y sigue en peligro la persona humana que en la cultura del descarte se perjudican los necesitados enmarcados en una política económica sin ética.
Siento el hambre de ayer y de mañana el hambre del amor y la caricia que se perdió en las calles donde arropó la brisa.
El hambre de la risa en los hogares de los niños de la calle, el hambre de jornales donde se deja la sangre y el hambre de los yugos y las explotaciones.
Odio el hambre conocida la que hace sentir tantas penurias, la que vibra en las entrañas y acompaña en las sombras.
En Venezuela la cada vez más creciente clase miserable, ha hecho ir fracasando la práctica democrática. Porque no puede haber igualdad donde la gran mayoría de la población se corroe y deja de tener acceso a la superación económica y escalada de posiciones que la otra clase dominante o pudiente posesiona.
Es como si nos convirtiéramos en castas de menor a mayor pero con difícil traslado de una a otra.
La democracia supone cierto parámetro de nivel de vida, o de independencia económica en la mayoría de la población, independencia que debe estar reflejada en salarios, estabilidad laboral o comercial. Parámetros de coordinación en la distribución de la riqueza, entendida esta como la salud y demás servicios públicos. Parámetros en la planificación de políticas nacionales, para poder contar con infraestructuras de desarrollo como por ejemplo los ferrocarriles, los caminos de penetración agrícola, sistemas de regadío y grandes, muy grandes aplicaciones industriales que echen por tierra las ya intolerables y aberrantes importaciones.
La menor independencia del hombre estaría en que pueda alimentar a su familia, que pueda tener trabajo y seguridad social; Porque el hombre que no tiene que comer, que no tiene con qué abrigarse se siente en el aire y a merced de azares y avatares. Se convierte en instrumento del caldo que cultiva el delito, amen, de ser utilizado en políticas trasnochadas.
Porque para hablar de igualdad al hombre que está pasando hambre y hablarle de derechos humanos al hombre que no tiene abrigo, es algo así como una locura.
Al hombre hay que sacarlo, ponerlo en la vía para que deje de ser instrumento, convertirlo en persona, no en objeto o cosa que todo el mundo deseche o utilice a su antojo.
Esta ha sido y es la práctica política que han tenido nuestros gobernantes y también nuestros revolucionarios en los últimos cien años. Estamos en un campo de sitio, en un cerco que acorrala la democracia y destruye el Estado. La pobreza aumenta en forma galopante y la rabia y el odio se tornan alarmantes. Es hora de pensar que haremos.
En el pozo de tus ojos
Hoy me sumerjo en el agua mansa de tus ojos que inunda mis costados;
que me lleva fluyendo imperceptible en esa conjunción de cuerpo y alma.
Eres pozo y jagüey donde me duermo con azules cristales reflejados en las ansias benditas de querernos y las manos acuosas mojando las entrañas.
Somos esponja, es cierto; nos absorbemos. Somos esencia que fluye en infinitos y en esa conjunción somos origen de un amor ancestral jamás contado.
Agua mansa de tus ojos claros donde fluyen silentes nuestros nombres moléculas unidas, cuerpo y alma.
Somos entonces mansedumbre que se absorbe en el vivir muriendo.
Quietud de aguas tranquilas Frente a frente los dos, nuestras pupilas.
Para sentir que no te has ido
Deja un poco de tus huellas, de tus sueños e ilusiones y no esta soledad que quema con rescoldos de brazas apagándose. Deja el aroma de tu piel en los jardines para soñar en la ventana, Para sentirte cerca confundida entre las flores. Para sentir que no te has ido.
El amor sublime
Después de tantas lunas los dos y el mismo lecho el amor sublime se impregnó en las sabanas para jamás ser deshecho.
Aquí estoy
una vez más, en esta holgada soledad, que me permite imaginar tantas puertas y ventanas para otear el horizonte, para plasmar lo humano y lo divino que como un rosario me da cuentas para la reflexión que agranda mis percepciones del mundo natural en que vivimos.
Reflexionar y percibir aquello que sufrimos y ausencias de algo que perdimos en un paraíso que un día fue tan nuestro;
pérdidas y ausencias generadas por nuestra propia torpeza ciudades hostiles que agrandan la soledad, que conlleva a la deshumanización, al marginamiento y al instinto represivo.
Es un caminar riesgoso, una incógnita. Es como si naufragáramos perdiendo nuestro mundo interior, el vacío y hasta el amor.
Por eso hoy igual que siempre, como poeta os digo: Hoy canto a la vida diciendo no al desamor, a la violencia que incomoda, cantamos a la vida como ángeles errabundos, como parias fomentando mundos con árboles vivientes. Porque para nosotros no es lejano el amanecer, ni la lluvia, ni la tormenta, ni el sueño, ni el viento que al pasar nos roza, ni la muerte del sol en el ocaso.
El amor es así Yo la amo, la adoro, la idolatro; son expresiones que denotan que el amor existe, que deja percepciones de grandeza, de sensibilidad poética. De sentimientos positivos que unen con la sensación de apego, de gozo y pertenencia. El amor es así, como una música que llega, que te impacta y te estremece. El amor es lo más bello, lo más grande y más sublime.
SI... escribo poesía
Que escribes, me preguntó un amigo, cuál es tu estilo? Mi estilo es el misterio de ahondar en lo sublime, en la gracia de ser más perceptivo, de expresar con las palabras el entorno multiforme que llega a nuestros ojos.
Sentir desde nuestra alma quienes somos y como transcurrimos con el tiempo acompañando el tiempo,
El sentir desde lo humano la capacidad aprehensiva del mundo natural que nos circunda.
Dejarme llevar hacia y por el amor; el amor familiar, el amor a la vida, el amor al ser humano inmerso en nuestro universo.
Dejarme llevar de la melancolía, para transitar el camino sublime del amor verdadero, del dolor o la muerte. Es mi transfiguración para hermanar mi mundo interior con el mundo exterior donde mi espejo percibe la belleza, el color y la luz que emana de mi propia alma; aun con el egoísmo de mis percepciones.
Como un canto
Las danzas del misterio se asoman con mis sueños y un mundo en poesía trasiega mi existencia haciéndome poeta.
Tejí los hilos de un vuelo con ansias de palabras y metáforas que fueron tomando forma para calmar la sed de silencios escondidos en mi alma.
No quise dejar la palabra muda ni silente; la quiero viva, musitando y bullendo como un torrente que deja su surco misterioso al compás de los versos intuitivos, parafraseando la belleza, el dolor y el miedo, el canto sonoro del viento deletreando maravillas sobre las ramas de un bosque, o esos atardeceres donde el crepúsculo enciende el amor y él no me olvides.
Quise excavar piedras preciosas desde el pozo profundo. Extraer las palabras que me emocionan, las que puedan llegar al alma de quien las lee o quien las oye.
De amar tanto las palabras, en este océano de letras que guarece el silencio de un crepúsculo. De cómo hilar palabras cuando la bruma de la tarde nos llena de belleza nuestros sueños.
Palabras que acarician, que envuelven y que abrigan.
De ser total para entender los retoños nacidos tardíamente desde el árbol mustio Y saber retomar el camino hacia la altura buscando las palabras en la cumbre para limpiar estrellas.
Alzo mi ser como espíritu que vuela para adentrar mi alma en los recodos, para avivar mis sentidos en los bostezos, para hurgar las sombras y la niebla.
Entronizo mi canto en manantiales para extraer los fluidos llenos de oro, de luz y de silencios que habitan en las almas cubiertas de neblinas.
Almas sensibles que como un río fecundan las orillas y nos dejan El frescor y sus murmullos,
Vuelo los senderos que dejan las palabras para embriagarme en El asombro de caminos lejanos, de esteros y desiertos bañados por las alas de bellas mariposas.
Allí donde se deja oír La Honda y susurrante voz de amantes-hombres y mujeres que en el espejo reflejan sus destinos, sus denuedos y sus ansias.
Donde El viento también canta sobre montañas y lagos paisajes de mi mundo con sueños y olvidos. Los días lluviosos con tejer de lanas mientras los cristales dejan rodar sus lágrimas en gotas.
Donde la lluvia y su sonido, acuna como siempre desde los tiempos más remotos, la misma estancia donde dejó de flamear la chimenea y solo queda el rescoldo humeante de brazas apagándose.
Donde la palabra camina sobre el misterio desnudo de pieles que se aman y se vuelve luz, tristeza y añoranza derramando como lluvia el alegrar de cada amanecer; donde se respira el aire del tiempo como un crisol que integra las canciones de las nuevas mañanas en esta eternidad en la que vivo destilando mi canto de poesía
que humaniza y nos hace milagro.
Instantes y silencios
Hoy salí después de la tormenta, toda la humedad refrescó mi alma y nuevas percepciones volaban en mis ojos.
Llegaron los recuerdos y aquí te imaginaba sonriente y pensativa, mirándonos tan cerca y obviando las palabras... dejando que la tarde trajera los crepúsculos para tener contigo los besos más profundos.
Supimos cruzar el puente
Hoy estoy recordando aquel beso en el que te dejé tantas palabras.
Aquel con que te amé y tú me amaste llenándonos de amor toda la vida.
Ese que me apartó del camino solitario para beber en ti lo más sublime,
dejando de esperar porque llegaste para sembrar en mi tanta hermosura.
Hoy, consiente de mí mismo sé que soy feliz con tu existencia,
con tus denuedos de las cosas más pequeñas donde felices amamos lo que hacemos.
Porque quisimos la meta de la estancia sin cometer el pecado de no amarnos.
Porque amistamos la vida sin secretos uniendo hasta el dolor para querernos.
Porque desafiamos la ausencia y las imperfecciones amando y perdonando a toda hora.
Porque aprendimos amar todo lo adverso en un consuelo de tus ojos en mis ojos.
Ahora si
Se fue... se ha ido la tristeza y un canto nuevo renace aquí en mi alma.
Están brotando solas las notas de mi piano, se escapan cual palomas dejando entre tus manos las ansias del ocaso.
Ahora si te llenaré de sueños, te escribiré en sonidos goteando entre tus labios.
Ahora la amalgama de mis sentimientos se aquietará en tu oído y escucharé tus pasos viniendo con los míos... los dos al mismo sueño.
*Seremos eso y no otra cosa, un aletear, un vuelo de las mariposas.*
Un sentirnos los dos sin ningún miedo de perpetuar amor como las rosas. De estar ahí sin más penumbras sin más dolores en el alma,
estremeciendo piel entre murmullos para luego quedarnos en la calma.
Descoseremos nudos,
nuestras gargantas serán libres,
gritaremos nuestro amor con labios que ya no son de sal.
Nuestras almas bailarán su danza mientras tus ojos y mis ojos
se unirán en el cristal.
Si te dijera
Como van pasando los días y más me aferro a ese nuestro sueño, ahora lejano con tanta incertidumbre.
En mis pupilas llegan sombras que agranda el pensamiento.
Me niego a ver el paso de las lunas que agrandan las distancias.
Que aumentan las sombras mientras la tarde canta con ruidos de cigarras
entre la espesa mioma de inmensidades verdes.
Que en la tarde casi oscura y aun te aguardo
Pero la noche avanza sin contemplar tu imagen. Y te espero para luego imaginarte
al borde de la aurora bajo el color de las calles;
O junto aquella alfombra junto a la ventana.
Y habrá suspiros con los cuerpos en fiebre de pasiones
silencios de un adiós y lágrimas en la mirada.
Mi recuerdo infinito
Si, allí te encontraré bajo la tarde casi oscura de un crepúsculo,
en esa vereda que une nuestras mentes con las voces de nuestros labios
y el deseo no vivido de las nuevas mañanas.
Tal vez nos encontremos y también esos silencios que llevaron al olvido,
por haber sido incoherentes. Recordaremos entonces los sueños que en pasiones se fueron marchitando las ansias de las manos buscando nuestros cuerpos y el triste palpitar con los adioses.
Ya solo quedarán nostalgias tan solo un perfume aromando la ausencia
y el recuerdo infinito de mi amor por ti.
Como un disfraz
Siempre habrá un día donde se derrumbarán todos los silencios
y habrá un choque con esos sufrientes ensueños que se alejan de las mañanas cálidas
dejando nuestros cuerpos tiritando.
Cuando no haya el sabor manso-blando de otros días que la vida nos fue dando.
Entonces aparecerán los disimulos llamándonos con gestos a un encuentro tan lleno de dolor como la ausencia.
Así te amo Patria mía
Esta neblina que me cubre como una máscara. Esta neblina viscosa que no me deja ver tu cielo
Este tú gris continuo, este alejamiento. Y es que te extraño tierra mía
Ahora con sombras y vientos que arropan la pobreza.
El hambre, la muerte, las cenizas. Vientos que incendian, que queman lentamente
y arrastran a la gente que endiosan con violencia cayendo en la soberbia.
Vientos que arropan a malvados de exagerados aspavientos,
mafiosos, diputados bergantes, sinvergüenzas.
Y te amo patria mía, ahora lanzada hacia el atajo,
hacia la anulación sin balance ni arqueo como un carpetazo sobre la mesa.
Pobres gentes que juntan las ganas de estar mejor envueltos en la bandera que nos legó Miranda, pobres gentes que sueñan con quimeras, viviendo un carnaval con máscaras de tristeza.
Gente de rancho entre los cerros, de pueblos tristes y de casas muertas, casas pálidas del silencio.
Te amo así patria mía, desnuda, soñando con corajes.
Con puños escondidos y rabias contenidas.
Tan afligidos en este infausto aciago. Tan triste en lo más hondo del abismo.
Tan golpeados por el garfio.
Pero así te quiero patria mía, Te quiero en la distancia y en la pena,
en la paciencia, en la energía que se alarga entre el cielo y la tierra prometida
y me llegan tus sonidos inolvidables en mi mente cuando pienso en el reencuentro de vuestros ojos en mis ojos.
Hay amigo, que solos nos vamos quedando
Y es que ya, nos pesan los años; Es un antes y un después en la que vamos perdiendo el rumbo cierto.
Casi confinados a la sombra de una alcoba con las manos temblorosas y los recuerdos llegando.
Ya no es igual el tiempo que nos queda...nuestros pasos de antaño quizá no vuelvan más.
Se fueron los instantes de versos y canciones,
aquellos que en el grupo de amigos domingueros, felices compartíamos con risas y bulleros.
Se fue...todo se fue y hoy arrastramos verdades cual tortugas...dejando pasados donde los sueños despertaron sin hacerse realidad.
Se nos cayeron los sueños en esas madrugadas...ya los pájaros se fueron a cantar en otras ramas. Se fueron las palabras las letras y los versos....Todo se fue y solo queda, esta vivencia gris...desazonada.
Hoy llega tu voz, y llega tu imagen
Y en este otoño me lleno de inspiración y sensaciones,
en este final de otoño donde tu imagen resucita como un vuelo.
Se disipan las angustias y veo el retoñar de esperanzas muertas con ese compartir de tus sentidos donde la brisa nos cobija.
Brisa alucinante que nos llena de auroras hacia una primavera
de pájaros en vuelo bajo el cielo azul de la esperanza.
Me obsesiona girar en nuestro espacio y contemplar el frescor de lo que fuimos,
confundirme en el follaje para mirar los escombros y las reminiscencias donde siempre te busco.
Y hoy regresas con el canto para agrandar mis ilusiones,
para tomarnos de las manos y recorrer la estancia de prados donde felices hemos sido.
Y renazco en toda mi intimidad desgranando mi poesía
que alimenta el canto suave del viento haciéndome aferrar en las palabras de la esperanza que hacen olvidar mis nostalgias.
Y todo se llena de pensamientos que han sido denuedos de un reto,
de un sentir en los dientes lo que fue un desgarro,
la falsedad que nos hizo sufrir, pensamientos que nos afirman y me llevan al canto de tus ojos en mis ojos.
Ya no hay miedo al silencio ni al oscuro de las noches, todo es dulzura y viajan conmigo y contigo el mismo rumbo donde el canto suave mueve el recuerdo sobre las torres,
allí donde los relojes marcan tu tiempo y mi tiempo, donde todo se ahonda en nuestras almas con abismos de espejos sobre las aguas.
Hoy llega tu voz, y llega tu imagen y llegan tus vocablos tejiendo con los míos la magia de un espacio que nos abre horizontes.
Todo se hilvana en el recuerdo y caminamos mirando las estampas donde dibujo tu nombre y diviso tu nombre en lugares dispersos, en la sombra que contiene la noche y en papeles que en sangre… se escribieron mis versos.
Ya no tengo que esperar
Ahora estamos juntos para apartar los miedos de la noche,
este canto concluirá el poema desde el amanecer hasta el crepúsculo,
se apartaran los colores opacos y por doquier la luz de luna llenará todos los rincones.
Ya no hay que ahogar el llanto, ahora flotaremos sobre las aguas negras y volaremos sobre los pastos verdes, Sobre los manantiales y sobre el secreto de nosotros mismos,
de como hicimos para seguir en el amor. Solo deseos de vivir atardeceres, de ver pasar la noche con luciérnagas y los ojos de las fieras en el despertar del alba.
Ver el transcurrir sobre el camino limpio con el amor sano, y con los besos azules del encuentro.
Hoy llegas vestida de blanco como una novia salida de la niebla;
todo te envuelve junto a ese canto que ahora te aplaude mientras caminas a mis brazos,
todo fluye y te materializas con tus labios en mis labios.
Ya no tengo que esperar, ya el resplandor y tu canto ilumina los senderos, las casas y las calles, todo se acomoda al denuedo de aquel tiempo cuando tus manos llenaban todo espacio, cuando las velas encendidas iluminaban la mesa blanca con flores en el centro y la música de fondo, esa canción hasta casi el amanecer donde las velas tiritan sus últimos destellos
En la orilla de tu abismo
Aquí estoy una vez más, en esta holgada soledad,
Al borde del abismo, mi pensamiento se llena de ti.
En el fondo de tu alma también hay un abismo;
Contemplo y percibo como vagas sin sentido, mientras otras miradas dibujan tu silueta;
Sin saber que irán con ella, al pozo de la muerte.
Yo sigo en la orilla; Bajo las aguas pasan los recuerdos donde nunca te acompañaré;
Donde nostálgico permanezco sabiendo que te amé. Que me permite imaginar tantas puertas y ventanas para otear el horizonte, para plasmar lo humano y lo divino que como un rosario me da cuentas para la reflexión que agranda mis percepciones del mundo natural en que vivimos.
Reflexionar y percibir aquello que sufrimos y ausencias de algo que perdimos en un paraíso que un día fue tan nuestro;
perdidas y ausencias generadas por nuestra propia torpeza o la ceguera necia que nos desorienta y nos desubica en el vivir de ciudades hostiles que agrandan la soledad,
que conlleva a la deshumanización, al marginamiento y al instinto represivo.
Es un caminar riesgoso, una incógnita. Es como si naufragáramos perdiendo nuestro mundo interior, el vacío y hasta el amor.
Por eso hoy igual que siempre, como poeta os digo: Hoy canto a la vida diciendo no al desamor, a la violencia que incomoda,
cantamos a la vida como ángeles errabundos, como parias fomentando mundos con árboles vivientes.
Porque para nosotros no es lejano el amanecer, ni la lluvia, ni la tormenta, ni el sueño, ni el viento que al pasar nos roza, ni la muerte del sol en el ocaso.
Cuando el viento limpia
Con un fondo azul el viento nos dibuja nos llena de figuras con las nubes.
Y con fondos grises manchados de negrura nos deja tempestades en vez de primaveras.
También nos limpia las noches dejándonos mirar los cielos estrellados
esbozando un enjambre de alas tiritando´ Nos deja ver el apeiron cargado de infinitos donde se nos pierde el tiempo donde nuestro espíritu vuela y se vuelve eternidad.
Inconmensurables extensiones y anchuras donde innumerables átomos pululan y forman con sus choques infinidad de figuras luces, partículas, fotones.
Nos deja ver la imaginación, la idea nos hace palabras, lenguaje, poetas.
Porque somos entonces la noche desprendida Tornándose en palabras.
Bellísimas palabras envueltas de deseos.
Silencio mudo
Ya no podré caminar en mis senderos si este silencio se hace mudo.
Si no brotan las palabras que calladas me niegan los perfumes, tu existencia.
Si no se oye el rumor de tus pisadas llegando hasta el recodo del bosque en hojarascas.
Ya no podré suspirar entre ilusiones si la mudez del silencio aún pervive
llenando de tristeza toda mi alma.
¡Despierta silencio! y déjame escuchar si ya regresa todo el encanto de tenerla cerca.
Yo te esperaba
Hoy no estuviste en el crepúsculo
y en la tarde casi oscura, aun, yo te esperaba.
Me ilusiono la tarde con el sol
y fui esperando al contemplar los cerros alumbrados
antes que la noche llegara a nuestros ojos.
Mientras te recordaba, anudaba mi tristeza con las manos cerradas
y brotaban palabras del porqué de tu ausencia, del porque no llegabas.
Se me agolpó el amor. Una lágrima inundó mi tristeza
y en la tarde casi oscura, mi alma aun te espera.
Ninguna como Tú
Tú, siempre tú.
Y este pensamiento de poder hallarte,
esta incertidumbre en el denuedo
y esa tristeza en el crepúsculo.
Ya tus ojos no se miran en los míos porque una nube te asusta las pupilas.
Sé que me presientes y aun pareciendo extraño me adivinas.
Tú, siempre tú, y esa rendija en el muro
donde se cuelan nuestros pensamientos.
Porque para nosotros no es lejano el amanecer,
ni la lluvia, ni la tormenta, ni el sueño,
ni el viento que al pasar nos roza,
ni la muerte del sol en el ocaso.
Ninguna como tú en esa grieta donde nos pensamos,
allí somos y estamos de manera insondable
como la inmensa oscuridad de la noche.
Siempre tú y yo como una luz para buscar mirarnos,
como una niebla para querer besarnos más allá de tus ojos
que me esquivan fingiendo indiferencia.
En el tiempo de tu ausencia
Quizá sea como tu sombra
Como ese halo que te llega Para calmar mis pesadumbres.
Y me aferro a ser tú misma Vistiendo la réplica de tu figura;
En esa extraña confusión que da el silencio.
Tu recuerdo se manifiesta como una luz donde mi mirada se abisma.
Un cavilar que me sumerge, abriendo mis labios;
Para impetrar Madre, no sentir tu ausencia.
Y soy poesía eterna
Cuando al morir un día sé que no habrá cansancio ni hastío,
Ni sol ardiente, ni sudor en mi frente.
No habré dejado de mirar el bosque
Ni de sentir la lluvia en el tejado.
Habré susurrado una canción que suavemente
Llegará hasta mis hijos como un halo.
El día en que yo muera sentiré más amor por lo que he amado;
Y no sentiré dolor a mi manera,
De las cosas que fueron y pasaron.
El día en que yo muera sembraré un pensamiento entre las rocas,
y será tal cual a mi manera, un modo de quererte amada esposa,
Un modo de dejar petrificado el amor que sembraste en mis pupilas,
En las ansias benditas de mi boca Y las horas felices de mi vida.
Un modo de decirte lo mucho que te amo cuando cierre los ojos,
prendido de tus manos. Cuando vuele feliz mi pensamiento
por las cosas bonitas que me has dado,
por la sombra feliz de tu existencia, por los bellos momentos,
Y tu dulce perdón de mis pecados
¡Antes de partir, mi Dios! Te pido tiempo,
para acabar la melodía que en mis susurros ha sido canto de amor hacia otra gente.
A los niños del mundo que he amado inmensamente,
A sus gritos traviesos que alegraron mi alma
y sus besos dorados que besaron mi frente.
A labriegos del campo bajo el sol inclemente,
Mitigando el sudor que trasudan sus frentes en la lucha infinita.
A los viejos que gimen desamor como un luto
en la ausencia y la espera de un amor cualquiera para morder su fruto.
Gracias Señor por tu paciencia, por tu gracia bendita que derramas,
Por tus ojos de luz para mi vida
Y la fuerza infinita que me inspiras.
Por tu amor desplegado en esta tierra
A la gente que anhela y que suspira,
Por los ricos, medianos y más chicos
Que se bañan de amor en agua viva.
El día en que yo muera, moriré por amor, así es mi vida
Amanecer /Amaneceres
Como un horizonte que es imposible no ver,
te moverás en la aurora y en el lejano atardecer.
Te moverás en mis sueños como una playa extendida,
como una brisa marina queriéndote envolver.
Como un aroma nocturno escoltando tu sueño en madrugadas
Para que juntos encontremos un solo amanecer.
Y Al amanecer. Disfrutarás del roció
tratando de entender un lenguaje adormecido
que despertarás en los umbrales de las nuevas auroras.
Amanecer-amaneceres...
Allí me invitarás a respirar el aire del tiempo.
Donde el crisol integrará las canciones de las nuevas mañanas
en esa eternidad en la que existes.
Y ahora qué?
Si la sangre siempre fluye y va dejando huella en nuestros corazones,
y trasiega al pensamiento las cosas bonitas que pasaron,
el cariño, los afectos, los momentos felices que unieron en familia, l
os chistes y las risas, los abrazos cargados de deseos.
Y ahora que, si el amor es invencible y es sublime.
Porque todo lo puede y todo lo perdona.
No puede ser el rencor quien marque pautas
de resentimientos persistentes ahondando desafectos o enconos.
La verdad es relativa y la razón nos puede dar
conformidad o no de las cosas que forman el concepto
o lo que se piensa.
La verdad en el amor y en los afectos
no debe estar condicionada a que prevalezca sin perdón.
El rencor es elemento que más desune a los seres humanos.
Cuando en la tarde te sueño.
Como un canto de riachuelo en la tarde casi oscura se renuevan con ternura madrigales del olvido. y se enhebran en la tarde con color de azul suspiro los ojos con que te miro y el corazón que me arde. La voluntad se libera y en el aire voletéa, en sigilos busco el sueño como queriendo ser dueño de un amor de enredaderas. El bermellón de la tarde en naranja floretea, el capricho del susurro hace brotar el caudal y como agua en manantial el pensamiento flamea. Es la hora del ensueño que en la tarde casi oscura mi corazón se apresura para dormirme en un sueño.
Como encontrarte
Para que tú me sientas allá lejana donde estás debo estirar mi voz hacia un ocaso. Debo esperar que el sol forme horizontes para escribir en la playa mis palabras. Y miro mis palabras perdiéndose en resacas y miro el horizonte más lejos todavía. Para que oigas el viento buscando en el ocaso, que lleve mi voz y deje escuchar mis melodías. Y miro el viento perderse en lejanías y mi voz regresa muda, callada en el fracaso. Para que tú me sientas allá lejana donde estás tal vez paralice el universo y mi voz en el eco del vacío, llegue hasta ti como un silbido. Y miro el universo expandiendo más los infinitos y mi voz regresando sin sentido. Qué debo hacer mi Dios para que escuche esa ausencia de amor con que me hiere, y miro a Dios achicando las distancias En una tarde triste en que ella muere.
Solo mirándote.
Tendida en tu descanso va pasando el tiempo
Mientras mi alma te admira y mis ojos disfrutan tu silueta
Y crece en mis adentros el amor de nuestro tiempo
el destino y la ruta que hoy nos une
y nos transporta para amar y amar hasta la muerte.
Gozando en la ternura de todos tus denuedos
Mi alma se desnuda sublime, complacida
Y sueño que tus manos unidas con las mías
Surcarán por los aires buscando el mismo cielo.
Todo es presencia ante mis ojos
y entonces te develo a cada instante.
Somos
Somos proemio y epilogo en el canto de amor y nuestras vidas
Somos brisa y muro para el eco que nuestras almas suspiran
Y es que somos la unión perfecta sin alas rotas todavía.
Somos almas en llamas al desnudo
que buscan perpetuarse en infinitos azules sin espacio ni tiempo
como puntos luminosos, en el inmenso universo tuyo y mío.
Hace calor
Está haciendo calor allá en las cumbres donde el viento se amansa
y se devuelve por laderas de piedras sofocantes y los causes secados del verano.
Se acaloran las casas y los patios, las calles con asfalto y los portones,
el paisaje visto desde las ventanas, se acalora la noche y las mañanas.
Esta irradiando un sol que es una hoguera. se está quemando el bosque y la pradera,
se acaloran las plumas de las aves mientras el mar vierte su sal por las riveras.
Reflexiones
Quizá seamos como árboles.
Frondosos dando sombra con pájaros cantando en nuestras mentes
Pero también envejecemos como árboles muriendo,
Como árboles mustios que nos brotan retoños.
Retoños de alegrías que deben ser contadas.
Contando como abuelos ese destilar a las generaciones venideras.
Todo como un recuerdo. Porque la juventud se acaba, p
orque no se aprende de cabeza ajena; sino del dolor que vivimos,
de nuestros fracasos, esos que no se sepultan
sino que nos hacen levantar para empezar de nuevo
y aprendiendo más que nunca.
Oh sabiduría
Esa de tremolar en el amor, teniendo conciencia del perdón.
Ese tolerar las presencias sin juzgar
Ese comprender el sufrimiento humano llenándonos de compasión.
Ese crecer espiritual para amar y amar sin condición.
Porque la verdad pulula en cada historia y en cada pensamiento
existe un mundo con su propia memoria